UDF
Pensamíento Crítico
ISSN 23958162 I www.pensamientocriticoudf.com.mx

 

Presentación

 

Pensamiento Crítico. Revista de Investigación Multidisciplinaria (ISSN 23958162) es una publicación semestral de la Universidad UDF, Santa María, la cual tiene por propósito ser un espacio que contribuya a la difusión de investigaciones originales que realicen aportaciones al desarrollo científico, tecnológico y social en las áreas de: 1) Administración y Finanzas; 2) Comunicación; 3) Derecho y Ciencias Jurídicas; 4) Economía; 5) Educación; 6) Organizaciones; 7) Psicología; 8) Sistemas; 9) Valuación; 10) Contaduría Pública; y 11) Comercio Internacional y Gestión Aduanera.

 

 

 

Comite Editorial

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Carta Editorial

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o 10 Número 17 Enero - Junio 2024

Pensamiento Crítico Año 10, No 17

Construcción de una plataforma virtual para promover competencias lectoescritoras
Construction of a virtual platform to promote reading and writing skills
Eduardo Fernández Nava1

Universidad Nacional Autónoma de México, FES Iztacala

Guillermo Aguirre Canchola2

Universidad UDF Santa María

José Vladimir Ruíz Pérez3

Universidad Nacional Autónoma de México, FES Iztacala

María Luisa Cepeda Islas4

Universidad Nacional Autónoma de México, FES Iztacala


Calidad de sueño en pacientes en hemodiálisis del Hospital de Especialidades Centro Médico Siglo XXI
Sleep quality in hemodialysis patients of Hospital de Especialidades, Centro Médico Siglo XXI
Roberto Alexis Molina Campuzano[1]

Hospital de Psiquiatría Morelos, IMSS

Davis Cooper Bribiesca

Hospital de Especialidades, Centro Médico Siglo XXI

Irma Corlay Noriega

Hospital de Especialidades, Centro Médico Siglo XXI

Daniela Marlene Morales Morales

Hospital de Psiquiatría Morelos, IMSS

Bazán Pérez Anayetzi

Hospital de Psiquiatría Morelos, IMSS


Diseño y validación de Prueba de Eventualidad de Riesgo
Design and validation of a Suicide Risk Eventuality Test

Jennifer Nancy Núñez Carmona[1]

Alexandra Tahamara Moya Solís1

Pedro Cassiel Maqueo Mendoza1

Mariana Lucero Hernández Guzmán1

Andrea Domínguez González1

Vanessa Arias Martínez1

Cristian Javier Ocampo Solís[2]

Universidad del Valle de México


Experiencias de cuidado en hombres no heterosexuales practicantes de BDSM en México
Care experiences in non-heterosexual men practicing BDSM in Mexico

Omar Alejandro Olvera Muñoz[1]

Universidad de la Salud

Experiencias de cuidado en hombres no heterosexuales practicantes de BDSM en México

Care experiences in non-heterosexual men practicing BDSM in Mexico

Omar Alejandro Olvera Muñoz[1]

Universidad de la Salud

 

Resumen

El presente estudio tuvo como objetivo explorar las experiencias de cuidados que tiene un grupo de hombres no heterosexuales practicantes de BDSM en México. Para ello, se planteó una investigación con un alcance exploratorio, en la que participaron nueve practicantes de BDSM. Se aplicó una entrevista semiestructurada y se realizó un análisis cualitativo por categorías y temas organizado en tres etapas. Primero, se codificó de manera abierta en donde se seleccionaron los fragmentos significativos sobre los actos de cuidado. Posteriormente, se realizó una codificación axial. Finalmente, se llevó a cabo una codificación selectiva. Los actos de cuidado fueron clasificados en dos grandes rubros: a) los momentos de realización del cuidado y b) la complejidad de dichos actos. Se invita a continuar estudiando la dimensión ética de los cuidados en las distintas prácticas de BDSM.

Palabras clave: cuidados, hombres no heterosexuales, sexualidad no normativa.

Abstract

This study explores the care experiences of a group of non-heterosexual men practicing BDSM in Mexico. In order to do this, this research proposes an investigation with an exploratory scope, in which nine BDSM practitioners participated. At first, a semi-structured interview was applied and a qualitative analysis organized by categories and topics was carried out. The analysis had three stages. At the begenning, the study selected the openly-coded significant fragments about the acts of care. Then, an axial codification was performed. Finally, a selective coding was carried out. The acts of care were classified into two broad categories: a) the moments of caring and b) the complexity of such acts. It is important to continue studying the ethical dimension of care in different BDSM practices

Keywords: care, non-heterosexual men, non-normative sexuality.

 

INTRODUCCIÓN

Actualmente, el estudio de los cuidados es el objeto fundamental de profesiones de la salud como la enfermería (Federico, 2020; Villa et al., 2023). Empero, existe una falta de consenso sobre cómo comprender estos actos (Cosas-d´Argemir, 2019; Hernández & De Maya, 2020). A pesar de la diversidad en su conceptualización, hay una constante en plantear que esta serie de prácticas tienen la finalidad de preservar la vida o la especie humana (Mínguez, 2000), particularmente en aquellas personas en situación de dependencia (Rodríguez-Campos & Ortega-Expósito, 2020).

Por otro lado, los cuidados poseen múltiples formas de ejecución. En virtud de ello, los distintos términos -y los actos considerados en esta categoría- son abordados desde diferentes campos de conocimiento o enfoques que van más allá de las perspectivas de profesiones de la salud. Desde una postura crítica, se señala que los grupos humanos realizan diversos actos de cuidados en función de momentos sociohistóricos determinados por los modos de producción (Bastida & Elias, 2023; Ríos & López, 2018). No sólo pueden ser realizados por profesionales sino que es probable que sean llevados a cabo por cualquier persona (Feitó, 2005). En síntesis, las acciones de cuidado pueden ser comprendidas como “procesos delineados por necesidades que implican acciones en una temporalidad y condiciones particulares a cada entorno, determinados por los modos de vida” (Ríos & López, 2018, p.147).

Desde esta perspectiva, los cuidados poseen una dimensión epistémica, política y ética. El primer aspecto se enfoca en la condición conceptual y en sus manifestaciones o prácticas concretas. El segundo aspecto se centra en comprender los cuidados como elemento esencial para la reproducción social. Finalmente, el atributo ético se orienta en su finalidad u objetivos. En forma distinta, los cuidados deben favorecer la vida digna de las personas por medio de la protección, mantenimiento, recuperación y promoción de las capacidades de todos los individuos (Ríos & López, 2018); en esta vertiente se reconoce la responsabilidad hacia las otras personas (Alvarado, 2004).

Desde este marco mínimo, se cuenta con registros que evidencian la presencia de cuidados desde la antigüedad. En consecuencia, este tipo de prácticas se presentan en diversas esferas de la vida como el proceso salud-enfermedad, la educación o la sexualidad. En lo que respecta a esta última, existe una diversidad de formas de entender el ejercicio de la sexualidad humana. Una de éstas maneras se centra en la diferencia de prácticas convencionales tales como la masturbación, sexo oral, anal o vaginal (Catalán 2022, como se citó en Radrigán 2023) y prácticas no convencionales.

Dentro de las diversas prácticas no convencionales se encuentran el Bondage /Disciplina, Dominación/Sumisión y Sadismo/Masoquismo (BDSM) (Postigio, 2023; Tusquellas, 2020; Utrera-Mejía et al., 2023). En ese sentido, el BDSM se usa como un concepto paraguas que incorpora un conglomerado de diferentes prácticas sexuales que poseen un conjunto de protocolos o reglas para su ejecución. Históricamente, existe registro de cuatro tendencias normativas o de regulación dentro del BDSM para su realización consensuada (Carrera, 2020; Postigio, 2023). 

La primera tiene su origen en los años 80´s, es el Sane, Safe and Consensual (SSC) -entendido como sano/sensato, seguro y consensuado-. En 1999 se propuso el protocolo Risk Aware Consensual Kink (RACK) -traducido como Riesgo Asumido y Consensuado para prácticas de sexualidad alternativa, como una manera de ampliar el SSC. Particularmente, porque se identificó que las múltiples prácticas pueden tener un riesgo y hay que conocerlo y tenerlo en cuenta. 

Una manera de ampliar el RACK fue a partir de la creación de la normativa Personal-Responsibility Informed Consensual Kink (PRICK) o mejor conocida como Responsabilidad Personal e Informada para Prácticas de sexualidad alternativa. La diferencia sustancial entre el RACK y el PRICK es que en el segundo todas las personas involucradas en la práctica son responsables de los posibles riesgos que sucedan. Finalmente, existe el protocolo 4Cs. Entendido como Caring, Communication, Consent and Caution (en su traducción al español es conocido como Cuidado, Comunicación, Consenso y Precaución). Específicamente, este se utiliza para relaciones donde la palabra o palabras de seguridad no están permitidas (Carrera, 2020; Postigio, 2023).

En cuanto a la producción científica sobre el estudio de las prácticas de BDSM hay una variedad de hallazgos en países de habla hispana que evidencian tendencias similares sobre estas prácticas. Concretamente, se encontraron trabajos actuales en espacios geográficos como el País Vasco, Ecuador, Venezuela, Colombia, Uruguay, Argentina y México. A continuación se describen los principales hallazgos de estos estudios para mostrar cómo se ha abordado la comprensión de los cuidados en este tipo de prácticas.

Comenzando con el país Vasco, Carrera (2020), llevó a cabo una investigación con enfoque cualitativo en la que participaron siete personas. Del total, cinco eran bisexuales y dos heterosexuales. Enfatizado en el estudio de los límites, la información referida por las personas participantes evidenció la importancia de hacer prácticas desde un marco de consenso, consentimiento, respeto y que todas estas no abusaran física o mentalmente de las personas involucradas. 

En ese mismo espacio geográfico, Camino (2021), elaboró un estudio con cinco mujeres practicantes de BDSM. Cuatro bisexuales y una heterosexual, todas se asumían feministas. En general, mencionan la relevancia de mantener un consentimiento dinámico por medio de palabras de seguridad, así como el uso de un “semáforo de colores” que permita graduar las prácticas que realizan. Del mismo modo, enfatizaron la noción de que los límites son personales y por tanto, difieren de una persona a otra. 

En Ecuador, Morán (2023), realizó un estudio cualitativo de tipo fenomenológico centrado en las percepciones y experiencias sobre los juegos sexuales eróticos de ocho personas, seis heterosexuales y dos personas bisexuales. En síntesis, las personas informantes dieron recomendaciones basadas en la relevancia del conocimiento de los juegos eróticos, las zonas corporales para hacerlos y mayor placer por la incorporación de esta práctica en el ejercicio de su sexualidad. 

En una línea similar, en Venezuela, Ríos et al. (2019), llevaron a cabo un abordaje cualitativo con la participación de ocho personas, cuatro heterosexuales, tres bisexuales y una persona homosexual sobre las vivencias de las prácticas sexuales asociadas con los limites contemplados dentro de lo sano, seguro y consensuado. En consideración al cuidado, las personas participantes comentaron que era una condición esencial para las diversas prácticas y por tanto, sugieren que éstas se hagan de “poco a poco”.

En Colombia, Mora-Prado y García (2021), indagaron sobre la construcción de las relaciones de poder y los límites en personas que practican bondage y sadomasoquismo. Con la inclusión de ocho personas participantes, cuatro hombres y cuatro mujeres, emergió como tema central la relevancia de los conocimientos sobre lo que se debe y no debe hacer en el BDSM.

Lo anterior, fue similar a un estudio en Uruguay en el que Oyhantcabal y Recalde (2023) hicieron una indagación cualitativa sobre las prácticas de BDSM. Con la participación de dos personas heterosexuales, señalaron que los conocimientos sobre lo que se puede y no puede hacer en estas prácticas es esencial para los practicantes. Al mismo tiempo, enfatizaron en la consolidación de los límites y el mutuo acuerdo entre las personas involucradas en esta manera de ejercer su sexualidad.

Otro aspecto, fue el relacionado con la cuestión legal de las prácticas. En ese tenor, Utrera-Mejía et al. (2023), profundizaron en las características psicológicas y sexuales de tres personas que practicaban sadismo sexual. Las personas autoras evidencian la relevancia del consentimiento por parte de las personas que realizan esta práctica. Particularmente, para evitar cualquier situación de índole legal que les trajera problemáticas a quienes ejercen el sadismo sexual.

En adición, la investigación de Liarte (2023), desde una perspectiva antropológica, abordó las interacciones que realizan practicantes de BDSM. Centrados en los cuidados, se enunció la importancia del establecimiento del consentimiento y los límites. Para las personas participantes, el consentimiento que se realice debe seguirse y respetarse tal cual se menciona entre las personas que lo concretaron. Dicho en forma distinta, por mutuo acuerdo se sabe que no se puede transgredir los límites marcados por cada persona que ejerce BDSM.

En México, sólo se encontraron dos investigaciones con enfoque cualitativo que incluyeron a personas participantes que realizan prácticas de BDSM. En primer lugar, Méndez y Altamirano (2012), hicieron un estudio por medio del uso de una entrevista semiestructurada en la que participaron cinco mujeres y cuatro hombres. El énfasis sobre los cuidados que mencionaron las personas participantes se centra únicamente en un acto concreto de “tener cuidado” con el uso de la cera, las perforaciones, el lenguaje, más que en un proceso determinado en la construcción de cuidados para las partes involucradas.

De manera más reciente, Mendoza (2019), efectuó una investigación de tipo cualitativo con diez personas practicantes de BDSM, seis hombres y cuatro mujeres, junto con un grupo de tres personas especialistas. Con relación al cuidado, el trabajo se concentró en el estudio de los cuidados posteriores a la sesión. Es decir, a la conceptualización del “aftercare”. Hubo aportes contradictorios acerca de la persona que debe proveerlos y se omitió abordar información sobre cuidados previos al encuentro o en el acto mismo.

Recapitulando, existe una diversidad de estudios sobre las prácticas de BDSM. Pero, mayoritariamente hay una focalización en la caracterización del tipo de prácticas, el ejercicio del BDSM y aproximaciones al establecimiento de los límites. Del mismo modo, en México no se cuenta con un amplio registro de investigaciones centradas en los cuidados que realizan estos practicantes. Al mismo tiempo, los estudios se hacen con poblaciones diversas que no se centran exclusivamente en un colectivo, como lo son las personas no heterosexuales. Finalmente, se consideran algunos momentos de las prácticas. En otras palabras, hay información sobre qué hacer después de las prácticas de BDSM, pero no se indagó en qué hacer antes o durante el encuentro. En función del contexto anteriormente expuesto, el presente estudio tuvo como objetivo explorar las experiencias de cuidados en hombres no heterosexuales practicantes de BDSM en México.

MÉTODO

Se realizó un estudio observacional, exploratorio, con enfoque cualitativo y con recolección de datos de manera transversal (Barbosa et al., 2020). Se determinó una muestra no probabilística por conveniencia de nueve personas practicantes de BDSM (Tabla 1) elegidas de manera intencional por la proximidad con el investigador principal (Otzen & Manterola, 2017). Se realizó una entrevista semiestructurada con dos ejes temáticos presentados a los participantes: a) características de las prácticas realizadas y, b) reacciones al practicarlas. En ambos rubros de la entrevista, se buscó ahondar en los actos de cuidado que realizaban antes, durante y después del ejercicio de su sexualidad de manera no convencional.

Durante los meses de febrero, marzo y abril del 2024 se realizó la recolección de datos. El primer contacto con los participantes se realizó por medio de una invitación formal en las redes sociales de un grupo de la cultura Leather y practicantes BDSM de México que el investigador principal conoce. La invitación incluía un formulario de Google que contenía los datos de nombre y teléfono para establecer un primer contacto con los interesados en participar. Una vez que llenaron el formulario, se procedió a contactar con los miembros que respondieron. Con cada una de las personas que llenó el formulario se realizó una plática individual en la que se comentó el objetivo del estudio, la forma de participación y se mencionó la relevancia de aplicar un Consentimiento Informado (CI). En caso de acceder, se leyó el CI y los practicantes que estuvieron interesados en participar lo firmaron. 

Una vez que se tenía firmado el CI, se aseguró el uso de los datos con fines de investigación y se les solicitó un seudónimo para referirse a ellos durante las entrevistas. Con base en la Declaración de Helsinki propuesta por la Asociación Médica Mundial (2013), las precauciones tomadas para proteger la privacidad de los sujetos de investigación y la confidencialidad de su información personal, consistieron en que las entrevistas sólo fueron analizadas por el investigador principal quien resguardó los CI y las notas de campo; durante la exposición de resultados se eliminó todo dato que pudiera dar cuenta de la identidad de las personas participantes.

Tabla 1.

Datos sociodemográficos de las personas participantes

Nombre

Edad

Rol en BDSM

Orientación sexual

Tiempo como practicante

Práctica central dialogada en el estudio

Carmelo

23

Sumiso

Homosexual

3-4 años

Castidad

Heriberto

33

Sumiso

Demisexual Homorromántico

3-4 años

Shibari

Aureliano

35

Sumiso

Homosexual

10 años

Bondage

Narciso

35

Sumiso que tiende a ser más Dominante

Bisexual

2 años

Privación sensorial

Demetrio

34

Switch

Bisexual

16 años

Bondage

Edmundo

30

Switch

Homosexual

7-8 años

Bondage

Leandro

29

Dominante

Homosexual

12 años

Bondage

Ignacio

43

Dominante

Homosexual

1 año

Juegos de impacto

Eusebio

48

Dominante

Homosexual

25 años

Juegos de rol

Nota. Todos los nombres son seudónimos y fueron asignados para proteger la identidad de las personas participantes.

Por otro lado, las entrevistas tuvieron una duración de entre 25 a 45 minutos. Todas fueron grabadas en audio para su posterior escucha y proceso de análisis. Al finalizar, se reiteró y aseguró que se eliminaría todo dato que pudiese dar cuenta de la identidad de los informantes. Por ello, durante el momento de análisis se colocó un seudónimo diferente al que propusieron los informantes para identificar a cada uno y que fuese desconocido en el grupo y ambiente en el que las personas participantes se desenvuelven.

En cuanto al procesamiento y análisis de la información, este proceso consistió en un abordaje de datos cualitativos con base en categorías y temas (Hernández-Sampieri & Mendoza, 2018) organizado en tres etapas. Primero, tras una escucha activa, se codificó de manera abierta por medio de una comparación constante entre las entrevistas. Es decir, fueron seleccionados fragmentos significativos con la finalidad de generar o descubrir categorías centrales y designarles un código o nombre que reflejase lo más llamativo sobre los actos de cuidado en el ejercicio de su sexualidad no normativa. Posteriormente, se realizó una codificación axial. Además, no sólo se descubrieron las categorías más relevantes, sino que se procedió a generar patrones de análisis que permitieran agrupar las categorías en temas (categorías más generales) y a su vez, estos en patrones (categorías sumamente generales) sobre el cuidado durante las prácticas de BDSM. Finalmente, se llevó a cabo una codificación selectiva que permitió determinar los temas centrales sobre las experiencias de cuidado que mencionaron los participantes, junto con una constante comparación de diferencias y semejanzas entre los participantes de acuerdo a su rol, tiempo de practicante u orientación sexual.

RESULTADOS

A continuación, se describen los resultados más relevantes de las experiencias de cuidados en hombres no heterosexuales practicantes de BDSM en México. Para efectos de exposición, se colocó al menos un fragmento de las respuestas de los informantes, los cuales fueron elegidos por su carácter ejemplificador de los temas centrales encontrados en el análisis; pero no son las únicas voces posibles para evidenciar el sentido de lo mencionado en las entrevistas. En esencia, cada una de las respuestas escogidas es característica de varios testimonios y corresponden a expresiones de la narrativa semejante en cada tema. En suma, la presentación de los hallazgos se hará en tres momentos: los actos de cuidado previos al encuentro, durante el encuentro y, las acciones realizadas al finalizar las prácticas sexuales no normativas.

También es importante decir que, los actos de cuidado fueron clasificados en dos grandes rubros: a) los momentos de realización del cuidado y b) la complejidad de dichos actos (Figura 1).  Particularmente, hubo una centralidad en la generación de confianza y creación del vínculo entre la diada Dominante-sumiso de la práctica de BDSM que se busca antes de realizar algún encuentro y tiene el potencial de fortalecerse con el ejercicio del BDSM.

Actos del cuidado previos al encuentro

El primer acto mencionado es el establecimiento de un diálogo entre las personas involucradas. Este es realizado por todos los informantes sin importar el rol, experiencia o intereses en las prácticas de BDSM a hacer. Esta serie de conversaciones para lograr concretar una práctica o no era diferente en cada miembro, lo hacían con base en sus experiencias previas, conocimientos o rol en el BDSM. No obstante, emergió el consenso referente a no tener un período determinado para el establecimiento de este vínculo. A saber, hubo informantes que tardaron seis meses a dos años para entablar una práctica de BDSM con otra persona, y así conocerse cara a cara y realizar alguna de las diversas prácticas que les generan placer sexual.

Entre los distintos actos de cuidado que se tiene durante la fase inicial, se encuentra el establecimiento de los límites por ambas partes. Los cuales no sólo pueden ser en un continuum dentro de los límites blandos-rígidos, sino también son diferentes para cada uno de los participantes (Camino, 2021). En consecuencia, se percibe necesario acordar de manera clara y honesta las restricciones que tendrían al realizar alguna práctica de BDSM. Al mismo tiempo, este establecimiento de límites se logra con un conocimiento-autoconocimiento de los gustos propios y la escucha activa de los de la otra persona. Vale decir, se concibe pertinente un diálogo a conciencia relacionado con la identificación de las diferentes formas de obtener placer o generarlo en alguien más.

 

Aquí se pueden crear contratos para lo que vaya a suceder durante la práctica de BDSM. En estos documentos se acostumbra mencionar los límites, acuerdos y en caso de no cumplirlos se mencionan las sanciones para ambas partes. Algunos informantes sólo los comentan o dicen de manera verbal y los tienen presentes al ejercer las prácticas de BDSM, otros participantes comentan que esos acuerdos los tienen en documentos impresos que firman previamente a su encuentro. A pesar de lo mencionado, para algunos de los informantes decidir concretar una práctica de BDSM mantiene un riesgo por no tener la certeza de que todo lo dialogado o acordado se cumplirá, respetará o mantendrá la integridad de la persona; esto se evidencia en el siguiente fragmento:

[…]Lo que yo puedo hacer es entablar la conversión, que podamos hablar de estos límites.  Conocer si es alguien que ha hecho trabajo anterior (sobre BDSM), normalmente lo tienen en redes sociales. Que se vea que tal vez es alguien que repite con las mismas personas, eso me habla de… de alguna manera genera confianza. Se establecen los límites, la seguridad, pero, lo último termina siendo un acto de fe (Aureliano, sumiso).

Cuidados durante el encuentro

Una vez concretado el verse cara a cara, las diferentes formas de cuidar y cuidarse tienen un grado diferente de complejidad. Dicho con otras palabras, se realizan acciones consideradas sencillas y generalizadas por varios practicantes de BDSM tales como tener contactos de seguridad a los cuales informar dónde y con quién estarán. Específicamente, algunos practicantes tienen acciones más complejas o basadas en la experiencia que hasta el momento les han parecido pertinentes durante el ejercicio de su sexualidad en prácticas no normativas. Como ejemplo de lo anterior, se menciona el uso de diferentes códigos de seguridad establecidos durante las charlas iniciales que tuvieron con alguna persona.

En esta fase en concreto, fue donde se marcó una clara diferencia entre las personas que asumen un rol de dominación y las que se reconocen como sumisas. Acerca de las primeras, se tiene presente la responsabilidad que conlleva el rol en el BDSM. Lo anterior, debido a la complejidad de asumir el compromiso de cuidar a la otra persona o de mantener su integridad y tener la certeza de que se deja –y acepta- a su cargo la seguridad de la persona que ocupa el rol sumiso. Lo mencionado, se ilustra en el discurso de un entrevistado:

[…]Es complicado ser dominante, porque es mucha responsabilidad. Siento que es más responsabilidad de este lado que del otro. Porque el otro lo que hace es depositar su fe o confianza. Pero, ¿tú que vas a hacer con eso? O sea, ya lo tienes en tus manos, pero en ti cabe que siga creciendo, no que siga abajo (Leandro. Dominante).

Para los sumisos, hay posturas contradictorias. No sólo por el reconocimiento de que la persona dominante ejerce un rol activo en los cuidados, integridad y seguridad, sino porque en ocasiones se ha identificado que en este proceso se transgreden o no mantienen los acuerdos previamente establecidos. Ampliando lo anterior, hubo experiencias personales -y de conocidos- en las que no se les cuidó durante el ejercicio de las prácticas no normativas, así como dejar de lado o no considerar las formas de placer que tiene la persona sumisa.

A partir de la escucha de estas experiencias, llamó la atención la manera en que algunos de los informantes plantean la relevancia de tomar en cuenta el placer de ambos practicantes y no únicamente el de la persona que domine, el que tenga más experiencia o el que marque el ritmo y control de las prácticas realizadas; lo anterior, queda descrito en el discurso de uno de los entrevistados.

[…] A mí me gusta que la cosa se mantenga dinámica. Si en una sesión solamente soy yo (y el dominante) puedo disfrutarlo. Sin embargo en las siguientes (sesiones) te voy a pedir más. Es decir, quiero que exista algo de: ¡si me vas a dominar, yo quiero penetrarte! Si estoy sometido, ¡sométeme!, pero ¡yo te quiero penetrar! […] yo también cuento en la cuestión de explorar mi propia sexualidad y mi propio placer (Narciso, sumiso que tiende a ser más dominante).

Como se mencionó, en esta fase emergieron posturas contradictorias dependiendo el rol de la persona en el BDSM. Esto es, las personas dominantes consideran necesario un proceso en el que se verifique el lugar, el cuerpo de la persona y se muestren los materiales que se van a usar. Por su parte, las personas sumisas tienen a delegar el cuidado de la integridad de la salud física y mental a la persona dominante. Por ello, los dominantes cuando comienzan alguna práctica van regulando las reacciones que tiene la persona sumisa e incluso consideran hacer los actos “poco a poco” (Ríos et al., 2019). Esto no sólo permite mantener un ambiente de confianza entre ambas partes, sino que coadyuva al conocimiento de los umbrales de dolor, resistencia o satisfacción de las prácticas no normativas realizadas. Para lograr esto último, se van usando estrategias de modulación de la intensidad como un “semáforo de colores” o la palabra de seguridad o señal de seguridad que permite evidenciar la posibilidad de continuar, bajar la intensidad o detener en su totalidad el acto que se realice.

En el tenor de construir estas estrategias de modulación, emerge nuevamente el conocimiento previo de la práctica o prácticas acordadas a realizar, las experiencias previas de ambas personas o los límites establecidos durante las charlas precursoras que realizaron los interesados. Aunque se enuncia un conocimiento de dichas estrategias, su uso depende de la práctica realizada, así como de lo que hayan acordado en sus diálogos previos. No obstante, siempre fue referida la necesidad de mantener una regulación de las reacciones físicas y emocionales de las personas sumisas, junto con una autoregulación de la persona dominante. Más bien, las personas dominantes saben que cuidar la integridad o mantener la salud de la persona sometida es un acto complejo que implica moderarse en las distintas prácticas a realizar (Liarte, 2023).

Durante este proceso, las personas sumisas no sólo dejan a la persona dominante que lleve las riendas del cuidado, sino que buscan ser honestas con sus gustos, con las prácticas que generan placer, límites, etc. Asimismo, buscan ser sinceros sobre sus reacciones físicas y mentales como una manera de consolidar un ambiente grato para ambas partes.

Cuidados al finalizar las prácticas sexuales no normativas

Al culminar las prácticas que hayan realizado, tienden a hacer dos tipos de cuidados: uno delegado a la persona dominante y centrado en actos de reposo del cuerpo de la otra persona y otro acto que hacen de manera mutua enfocado en crear un espacio de diálogo que les permita comentar de forma honesta lo sucedido. Sobre el primer punto, hay una diversidad de acciones para mantener la salud física o mental de la persona; es decir, las personas dominantes buscan momentos de descanso para dejarles dormir o abrazarles, se dan el tiempo para la revisión del cuerpo de la otra persona para verificar que no haya habido lesiones o marcas visibles, así como asear (bañar) a las personas o proporcionarles algún alimento o agua que les permita rehidratarse o mantener niveles normales de glucosa.

En cuanto al diálogo honesto entre las partes involucradas, se comenta de forma recíproca sobre la importancia del agrado o desagrado de algunas de las prácticas realizadas, así como buscar retroalimentar lo realizado por la otra persona (Mendoza, 2019). Independientemente del rol asumido, consideran que este momento de cierre es vital para poder fortalecer o no el vínculo entre las partes involucradas y con base en ello decidir si continuaran viéndose o no; esto se clarifica en uno de los testimonios que mencionó uno de los entrevistados sobre los encuentros que ha tenido con algunas personas:

[…]Creo esa primera sesión pues detona como esta... ¡Ah mira! Esa persona tiene esos gustos y te vas abriendo a otras experiencias, ¿no? Por ejemplo, con alguna persona he acordado para próximas ocasiones probamos suspensión... ¡Ah pues estaría bien! Justamente por esto, como ya vimos la primera experiencia, ya me vio como reacciono. Si lo disfruto o no lo disfruto. Ya sabe para dónde ir, ¿no? y ya sabe lo que no. Por ejemplo la asfixia no tanto. ¡Ah entonces por ahí no se va a ir! (Heriberto, sumiso).

Por otro lado, hay personas que consideran estas prácticas privadas. Por tanto, en mutuo acuerdo deciden cuidar su privacidad y la de la otra persona, procurando no socializar fotos, videos o algún otro material que dé cuenta del encuentro. Esto, no sólo es algo que pactan antes, durante o después del encuentro, sino que atiende al cuidado de la identidad de las personas involucradas. Primordialmente, porque hay personas que no desean que en sus espacios de socialización como la familia o el trabajo sepan de este ejercicio de su sexualidad.

DISCUSIÓN

El presente trabajo permitió explorar las experiencias de cuidados en hombres no heterosexuales practicantes de BDSM en México. En primer lugar, los informantes mencionaron la relevancia de establecer límites antes de ejecutar algún tipo de práctica con otra persona. Lo anterior, fue similar a diversos estudios en los que se sustenta el diálogo claro y honesto que deben tener las personas sobre las prácticas que estarían o no dispuestas a hacer (Liarte, 2023; Mora-Prado & García, 2021; Oyhantcabal & Recalde, 2023); además, en el estudio emergió el énfasis que los informantes señalaron al autoconocimiento necesario para el establecimiento de límites en cada práctica de BDSM.

Por otro lado, a partir de las experiencias de BDSM los participantes señalaron la relevancia de usar mecanismos graduales en cada acto como una manera concreta de ejecutar el cuidado de si y de otros. Para ello, el uso del “semáforo de colores” o hacer la práctica “poco a poco” fue esencial. Esto, corresponde a los hallazgos de estudios como el de Camino (2021) y Ríos et al. (2019), quienes refieren la trascendencia de hacer cada práctica de forma progresiva. Todo esto, con la finalidad de evitar el daño físico o mental de la persona, junto con el fortalecimiento del vínculo de ambas partes. Por lo anterior, cada practicante hacía uso de sus conocimientos previos sobre BDSM y experiencias, no sólo para evitar causar algún malestar a la otra persona, sino para promover el placer sexual en la ejecución de las prácticas no normativas.

Esto último, implica que los practicantes de BDSM tengan presente la relevancia de ejercer acciones en pro del cuidado de las personas en una temporalidad y condiciones específicas (Ríos & López, 2018), así como reconocer la importancia de las diferentes formas de construir colectivos (Haraway, 2019).  En consecuencia, las prácticas de BDSM que realiza cada persona no se lleva a cabo de manera fortuita. Por el contrario, son actos deliberados y desarrollados con base en los acuerdos establecidos entre las personas involucradas (Carrera, 2020; Morán, 2023).  De la misma forma, su ejecución implica tener el conocimiento de la práctica y los riesgos físicos o para la salud que puede generar a cada integrante (Carrera, 2020; Postigio, 2023). Por ende, son actos condicionados a lo dialogado entre los practicantes.

En su dimensión ética, los cuidados de estos participantes buscan por un lado proteger, mantener, recuperar o promover las capacidades de los individuos practicantes de BDSM; por otro lado, deben construirse pensando en la responsabilidad que se tiene hacia la otra persona. Este acto va más allá de una práctica individual que se centre en el placer individual de uno de los practicantes. Por el contrario, se encamina a una corresponsabilidad de los miembros. Es decir, ambas partes requieren conocer y estar de acuerdo en las funciones que de manera equitativa han sido distribuidas para la promoción de la salud sexual en el ejercicio de las prácticas no normativas, y en última instancia generarles placer.

A pesar de lo mencionado, existe el conocimiento sobre malas experiencias en las prácticas de BDSM en el espacio social en el que se desenvuelven estos miembros. La mala praxis que conocen no sólo tiene que ver con personas que no piensen en el cuidado de la otredad, sino con la falta de pericia que pueden tener alguno de los miembros sobre alguna práctica. Desde este marco autores como Oyhantcabal y Recalde (2023), señalan que los practicantes de BDSM tienen que poseer un conocimiento sobre lo que se puede y no se puede hacer con cada acto, así como tener presente la existencia de algún riesgo físico o mental. Esto atiende al protocolo PRICK, en donde todas las personas involucradas en la práctica son responsables de los posibles riesgos que sucedan (Carrera, 2020; Postigio, 2023).

Es por ello que, independientemente del rol de cada persona, el posicionamiento ético del cuidado es esencial para encaminar estas prácticas no normativas al placer y disfrute de todas las personas involucradas. Es así que, la constitución colectiva de espacios seguros en los que se fortalezcan vínculos de cuidado será esencial, así como el pensar el BDSM como un abanico de prácticas que requieren de un conocimiento y pericia pertinentes. Pero también, el conocimiento y escucha activa de los intereses, formas de generar placer y límites de la otra u otras personas.

CONCLUSIÓN

En México, el estudio de las experiencias de cuidado en practicantes de BDSM es escaso. En su mayoría, existen estudios centrados en la resignificación de la sexualidad, así como exploraciones sobre cómo estos practicantes se acercaron al ejercicio no normativo de la sexualidad. Por lo tanto, el estudio acierta en describir la gama de actos de cuidado de estos practicantes en dos grandes rubros: a) los momentos de realización del cuidado y b) la complejidad de dichos actos. No obstante, como toda investigación, este estudio también es perfectible. Por lo anterior, a continuación se mencionan algunos elementos que podrían modificarse para futuros estudios sobre el tema. 

En primer lugar, es un estudio centrado en las experiencias de hombres no heterosexuales practicantes de BDSM. Sería relevante plantear un estudio con personas heterosexuales y con una comparativa constante entre hombres y mujeres con diferentes roles dentro del BDSM. Lo anterior, debido a que en el presente estudio no sólo se omite a esos colectivos, sino porque la literatura que incluye grupos diferenciados evidencia mecanismos de vinculación diferentes que permitirían conocer a mayor profundidad este fenómeno de interés. 

En segundo lugar, un enfoque mixto permitiría ahondar con más detalle el fenómeno de los cuidados en el BDSM. Por ello, se sugeriría complementar este estudio con abordajes cuantitativos o desde un inicio pensar un diseño mixto e incluso longitudinal que permita darle seguimiento a la conformación de actos de cuidado que construyen los practicantes de BDSM en México.

Otro punto a considerar es la invitación de manera intencional en el grupo que el investigador conoce. Esto es, se invitaría a realizar un reclutamiento con otros practicantes de BDSM que pertenezcan a otros grupos o que no sean parte de una agrupación. Lo anterior debido a que la asistencia o pertenencia, no sólo podría influir en las formas en las que los practicantes significan el cuidado, sino que también podría generar una red de apoyo que modifique los distintos tipos de cuidado. Aunque esto último no se considera negativo, porque la integración de estos grupos podría coadyuvar en el ejercicio de la sexualidad, es una situación en particular que diferencia las formas de cuidado que hacen personas que se encuentran fuera de estos grupos.

Ergo, se reconoce el logro del estudio en subsanar un vacío teórico sobre los cuidados en personas practicantes de BDSM en México. Por ello, se invita a seguir con el estudio de este tema y continuar abonando a las reflexiones sobre las características individuales y sociales de estos practicantes para mantener el cuidado para sí y para con otros practicantes, tal como en el estudio de las adversidades a las que han enfrentado para conformar espacios libres de violencia, discriminación o rechazo por el ejercicio no normativo de su sexualidad o en pro del cuidado y el placer en el BDSM. Esto, también se podría encaminar en el estudio de cómo el BDSM coadyuva en la resignificación de su sexualidad, junto con los procesos psicológicos que generan dichos practicantes para su autoconocimiento y bienestar y placer sexual.

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Fecha de recepción: 22 de mayo del 2024

Fecha de dictaminación: 08 de junio del 2024

Fecha de aceptación: 08 de junio del 2024

Fecha de publicación: 29 de junio del 2024

 

[1] Omar Alejandro Olvera Muñoz  https://orcid.org/0000-0002-2511-3445

Dr. En ciencias en Salud Colectiva por la Universidad Autónoma Metropolitana. Profesor de Tiempo Completo en la Universidad de la Salud, Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I.

La correspondencia referente a este artículo debe dirigirse a Omar Alejandro Olvera Muñoz, Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Diseño y validación de Prueba de Eventualidad de Riesgo Suicida

Design and validation of a Suicide Risk Eventuality Test

Jennifer Nancy Núñez Carmona[1]

Alexandra Tahamara Moya Solís1

Pedro Cassiel Maqueo Mendoza1

Mariana Lucero Hernández Guzmán1

Andrea Domínguez González1

Vanessa Arias Martínez1

Cristian Javier Ocampo Solís[2]

Universidad del Valle de México

 

Resumen

El suicidio es un problema no solo de salud pública, sino también de orden social, pues conlleva una afectación tanto a nivel personal como del contexto en el que la persona se desenvuelve. En este sentido, el presente trabajo tuvo por objetivo diseñar y validar una prueba que permita medir de manera precisa la eventualidad de riesgo suicida antes de que incluso se presente el primer intento de acabar con la vida. Para ello, se diseñó un instrumento de 40 reactivos, divididos en dos factores para este primer estudio, y se aplicó a 220 estudiantes universitarios. Como resultado, se encontró una confiabilidad alta (Alpha = .89) con una validez media (r = .54) a través de un análisis de componentes principales. Este estudio propone una herramienta valiosa para la detección temprana del riesgo suicida en la población con mayor riesgo, con el fin de tomar medidas preventivas y desarrollar intervenciones efectivas.

Palabras clave: ideación suicida, riesgo suicida, autolesión, comunicación de deseos de muerte.

Abstract

Suicide is a problem not only of public health but also of social order, as it affects both the personal level and the context in which the person develops. In this context, the aim of this study was to design and validate a test to accurately measure the eventuality of suicidal risk before the first attempt is made to end one's life. To this end, an instrument of 40 items was designed, divided into two factors for this first study , and applied to 220 university students. The results showed high reliability (Alpha = 0.89) with medium validity (r = 0.54) through a principal component analysis. This study provides a valuable tool for the early identification of suicide risk in high-risk populations, aiming to implement preventive measures and develop effective interventions.

Key words: suicidal ideation, suicidal risk, self-injury, communication of death wishes.

 

Introducción

La ideación suicida se refiere a la presencia de pensamientos, fantasías o ideas relacionadas con el deseo de morir o hacerse daño a uno mismo (Constanza et al., 2018). Es importante destacar que la ideación suicida puede variar en intensidad y frecuencia, desde pensamientos pasivos sobre la muerte hasta planes concretos para llevar a cabo el acto suicida.

El comportamiento suicida incluye toda  conducta que tenga como consecuencia la muerte de la persona y ésta comprenda lo que implica su actuar, con una intención deliberada de encaminar su propia vida a su fin (Campo-Arias, 2022). Se entiende intención como “la capacidad de las personas de elegir, mantenerse constantes y actuar de acuerdo con su elección” (Ryle, 1967, p.63). La Real Academia Española (RAE, 2024, definición 1) define eventualidad como “cualidad de eventual”, mientras que eventual lo dictamina como “sujeto a cualquier evento o contingencia"; siguiendo esta línea, el Diccionario Español de México (DEM, 2024, definición 2) define eventual como “que no es seguro, fijo o regular, que puede o no suceder, que depende de una circunstancia no prevista”. Con esto establecido es consolidable decir que al hablar de eventualidad se hace alusión a la posibilidad o probabilidad de que algo acontezca.

Haciendo distinción a lo anteriormente expuesto, el término riesgo hace referencia a la “contingencia o proximidad de un daño” (RAE, 2024, definición 3). Aunque eventualidad y riesgo remiten a la probabilidad de algo, la connotación de riesgo se inclina a algo más negativo, implicando resultados adversos. Desde una perspectiva psicológica se adopta el término de riesgo personal o individual al que la fundación Mapfre define como aquel riesgo que afecta circunstancias de la persona en general, involucra todos los aspectos en que se encuentra, salud e integridad física o mental, capacidades, vejez, supervivencia e incluso el trabajo (MAPFRE, 2020). Es esencial que riesgo, comportamiento e ideación no se consideren sinónimos, ya que esto conduce a un error categorial (Ryle, 1967). Al enfatizar la distinción de estos conceptos, definimos riesgo como el conjunto que abarca la ideación y comportamiento suicida. Así, los factores de riesgo desde una perspectiva del análisis conductual de Ryle (1967) serían disposicionales.

El suicidio es un problema de salud pública que afecta a la población joven en múltiples países. Aunque varia de acuerdo con las circunstancias, es una realidad a nivel global. Cada año, cerca de 703 000 personas de todas las edades se quitan la vida y son aún más las que intentan llevarlo a cabo, que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022). En 2019, 1 de cada 100 muertes fue causada por suicidio y el 58% de ellas ocurrían antes de los 50 años. Cabe mencionar que, en el mismo año, el suicidio fue la cuarta causa de fallecimiento en el grupo de entre 15 y 29 años a nivel mundial (OMS, 2021).

Una disposición, según la perspectiva de Ryle (1967), abarca tanto las disposiciones físicas, que se manifiestan en una sola dirección de manera unidireccional, como las disposiciones mentales, que pueden dar lugar a una variedad de acciones y reacciones que no se limitan a un solo tipo de acción. Esto implica que no existe una contraparte física o psicológica que explique todas las posibles manifestaciones de estas últimas. Soria (2013) sostiene que "Las disposiciones físicas son tales que se ponen de manifiesto de una sola manera... Sin embargo, a las disposiciones mentales de las que nos habla Ryle no corresponde un solo tipo de acción" (p.240). Al atribuir una disposición, se está ofreciendo una hipótesis que explica las acciones y reacciones observadas, sin reducirlas a propiedades categóricas como el color o la estructura molecular.

Poseer una propiedad disposicional es, "estar obligado o ser susceptible de estar en un estado particular, o de experimentar un cambio particular, cuando se realiza una condición particular" (Soria, 2013, p. 43). Las propiedades disposicionales, en contraste con las categorías, requieren condiciones o circunstancias específicas para manifestarse, como indica Soria (2013) al afirmar que "Las propiedades disposicionales se distinguen... en que estas últimas no necesitan condiciones o circunstancias especiales para manifestarse" (pp. 236-240).

A su vez, conforme a estadísticas del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI, 2022) de los 1 093 210 fallecimientos registrados en México en el año 2021, 8 351 fueron a causa de lesiones autoinfligidas, es decir, suicidio, lo que representa una tasa de suicidio de 6.5 por cada 100 mil habitantes.  El grupo más afectado por esta situación son los hombres de entre 15 y 29 años, siendo la cuarta causa de muerte en este grupo. De cada 100 mil hombres, ocurren 16.2 suicidios, en cuanto a las mujeres de este mismo rango de edad la tasa de suicidio es menor, siendo de 10.4 por cada 100 mil habitantes en este mismo rango de edad.

Por otro lado, en 2018, del total de fallecimientos ocurridos en México, 6,710 fueron por suicidio, representando una tasa de 5.4 por cada 100,000 habitantes. Queda en evidencia el crecimiento de esta tasa a lo largo de los años, lo que hace que el problema sea aún más alarmante (INEGI, 2020). Esto demuestra que el suicidio es una problemática en aumento, considerando que en solo 3 años, la tasa de suicidio aumentó un 1.1.

Por ello, trabajar en una identificación temprana de comportamientos suicidas es esencial para salvaguardar vidas, atender la salud mental y la integridad de los jóvenes. Un factor se define por la Real Academia Española (RAE, 2024) como “Elemento o causa que actúan junto con otros” (definición 4). En relación con la definición de “riesgo” previamente planteada, un “factor de riesgo” se define como un elemento o causa que , junto con otros , podría tener como contingencia un daño.

En cuanto a factores de riesgo para el suicidio podemos definirlos como aquellas características específicas que preceden, favorecen o aumentan la probabilidad de que se presente ideación suicida, conductas suicidas o en su defecto, el intento de suicidio. Cabe aclarar que se denominan como factores pues su presencia puede favorecer la posibilidad de la presencia de esta situación. Sin embargo, no son necesariamente un indicador indiscutible. Al trabajar directamente con estos factores, podemos adelantarnos en la prevención, identificando si un individuo puede estar en una zona de riesgo en cuanto a la ideación suicida, permitiendo a los profesionales focalizar sus esfuerzos en atender dichas necesidades de manera óptima y oportuna.

Algunos de los factores de riesgo en relación con el suicidio juvenil, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF, 2017):

Con la aclaración de que la existencia de uno o más de estos factores en la vida de una joven no es determinante de un suicidio inminente, pero si enfatizando la importancia de tomarlos en cuenta, son la presencia de problemas familiares, violencia, abuso sexual, problemas escolares en cuanto a desempeño y entorno social, bullying o acoso escolar, dificultades en torno a la identidad sexual, y la existencia de intentos previos de suicidio (p.9).

Simultáneamente, la OMS (2021) indica que la relación suicidio-trastornos mentales no es el único grupo de factores de riesgo al cual se le debe de poner especial atención. Circunstancias de vulnerabilidad, como la impulsividad en crisis, formar parte de un grupo discriminado (migrantes, refugiados, pueblos indígenas, la comunidad LGBT+, personas privadas de su libertad), entre algunas otras, son factores que podrían detonar un intento de suicidio o el inicio de la ideación suicida debido a sus implicaciones. Además, el organismo previamente mencionado concuerda en que “el principal factor de riesgo es, con diferencia, un intento previo de suicidio”.

Con todo lo mencionado anteriormente queda en evidencia que la prevención del suicidio es un problema al que se le debe dar mayor visibilidad. Es necesario crear herramientas e instrumentos que tengan en cuenta una apropiada comprensión de los factores relacionados a los altos índices de suicidio en la población joven, favoreciendo una intervención oportuna que garantice el bienestar mental y emocional de los jóvenes. Por ello, planteamos la siguiente pregunta: ¿Qué características psicométricas debe tener un instrumento para la identificación temprana de factores de riesgo capaces de conducir a patrones de pensamiento y comportamiento característicos de la ideación suicida en jóvenes de entre 18 y 29 años?

El presente trabajo de investigación se encamina al desarrollo de un instrumento psicométrico de eventualidad del riesgo suicida que pueda ayudar en el diagnóstico temprano de estas conductas riesgosas y de patrones de pensamiento y comportamiento que proporcionen una guía valiosa hacia los posteriores pasos a la evaluación y el tratamiento.

Para lograr el objetivo anterior, es relevante considerar la variedad ya existente de pruebas y escalas con el mismo objeto de estudio para establecer un punto de partida. El instrumento busca diferenciarse de las escalas ya existentes, detectando de manera oportuna el riesgo de alguna posible incidencia de suicidio, considerando dos factores de riesgo: 1) predisposición a realizar conductas autolesivas y 2) predisposición a comunicar deseos de la muerte propia. Otras escalas consideran diferentes elementos o enfoques.

Como punto de partida, la conocida Escala de Intencionalidad Suicida de Beck (Suicide Intent Scale, SIS) es un instrumento diseñado para evaluar las características de tentativa suicida, como son las circunstancias, actitud hacia la vida y la muerte, pensamientos y conductas relacionadas a la tentativa de suicidio (González, et al., 2000). Dicha escala se aplica cuando ya existe al menos un intento de suicidio previo. Esto la hace inapropiada para el propósito del instrumento en desarrollo, ya que busca prevenir el riesgo suicida antes de un intento, a diferencia de la escala de Beck, la cual requiere mínimo un intento previo.

Otra de las escalas es la Escala de Riesgo Suicida Plutchik (ERSP), que consta de 2 ítems que evalúan intentos previos autolesivos, ideación suicida actual y su intensidad, así como los sentimientos de depresión, desesperanza y otras características relacionadas con las tentativas de suicidio (Plutchik y Praag, 1989, como citado en Suárez et al., 2019). Aunque esta escala está más cercana al objetivo del proyecto, igual que la anterior, ya contempla una ideación suicida presente, lo que no se ajusta a las necesidades del proyecto que busca identificar la eventualidad de la ideación suicida desde etapas anteriores.

La Escala de Ideación Suicida (SSI), por otro lado, consta de 20 ítems que se evalúan en una escala de 3 puntos (de 0 a 2 puntos), y se divide en tres partes bien diferenciadas: la parte objetiva (circunstancias objetivas relacionadas con la tentativa de suicidio), la parte subjetiva (expectativas durante la tentativa de suicidio) y otros aspectos. Evalúa características de tentativa suicida, como circunstancias en las que se llevó a cabo, actitud hacia la vida y muerte y pensamientos y conductas antes, durante y después de la tentativa de suicidio (Beck, 1979, como citado en Rangel et al., 2015). Esta escala explora puntos importantes que podrían ser útiles como referencia. Sin embargo, evalúa la tentativa suicida ya presente, más no la eventualidad de esta, aunque contempla las tres áreas de interés que el SSI ofrece.

Otra de las escalas estudiadas es la Escala Modificada para Ideación Suicida (MSSI), que consta de 18 ítems. Se evalúa de 0 a 3, considerando tres factores: deseo suicida, preparación para el intento suicida y capacidad percibida para realizar el intento suicida. La ventaja de esta escala radica en sus preguntas directas y que puede ser usada por personal médico sin entrenamiento especializado (Beck, 1979, como citado en Rangel et al., 2015). Sin embargo, ya está contemplando intentos suicidas, aun si no son de manera activa o solo son contemplados. La escala propuesta busca identificar señales desde etapas previas, incluso cuando la ideación no es parte presente de la vida de una persona.

La Escala de Evaluación del Suicidio (SUAS), con 20 ítems que se califican del 0 al 4 mediante una entrevista semiestructurada de 20 a 30 minutos, tiene la ventaja de evaluar los dominios de afecto, estado corporal, control y afrontamiento, reactividad emocional, pensamientos y comportamientos suicidas. Esta escala se aproxima más a las necesidades del presente trabajo y su objetivo. Sin embargo, contempla algunos rubros que no se alinean con el objetivo del proyecto, y por consiguiente limita la exploración de algunas de las necesidades de este. Simultáneamente, la Escala Paykel, que consta de 5 ítems con un sistema de respuesta dicotómico (sí/no) y se puede utilizar en combinación con otros instrumentos de medida, recoge información de la conducta suicida aunque este no sea el objetivo principal de la evaluación (Pedrero et al., 2020). Sin embargo, su brevedad y enfoque también evalúan una conducta suicida ya presente.

Finalmente, se exploró el Inventario de Orientaciones Suicidas de Casullo (IOSC), compuesto de 36 ítems que evalúan diferentes aspectos relacionados con las ideaciones y conductas suicidas. Las opciones de respuesta están en una escala Likert de 0 a 3 según la frecuencia e intensidad de cada ítem. Dentro de sus factores se encuentran ideación suicida, deseo de morir, capacidad para controlar los impulsos suicidas, experiencia con suicidios, soledad y percepción de apoyo social (Galarza et al., 2018). Esta prueba se ha utilizado para evaluar el riesgo de suicidio en diferentes grados de intensidad. Psicométricamente, ha mostrado buena confiabilidad y validez en la evaluación del riesgo de suicidio en diferentes poblaciones y culturas (Galarza et al., 2018). Su utilidad clínica le permite diagnosticar y ser sensible al cambio en la variable.

Sin embargo, aunque es una prueba completa y considera áreas importantes, su enfoque se dirige hacia el suicidio como conducta presente y no como una predisposición.

Debido a todo lo anterior, el presente trabajo busca diseñar y validar un instrumento para conocer la predisposición de una persona a desarrollar eventual ideación que conduzca a un riesgo suicida, basándonos en las circunstancias de su entorno, redes de apoyo y gestión personal/emocional. Todo esto con la intención de diseñar programas de detección temprana para situaciones que puedan poner en riesgo a una persona de intentar atentar contra su vida.

De manera preventiva, estos esfuerzos pueden marcar un cambio considerable, buscando adelantarse a la ideación suicida, que es un paso previo a las conductas de índole suicida. Una detección temprana, en conjunto con los esfuerzos adecuados, puede ser un parteaguas en cada historia, alejando a los individuos del umbral de peligro de tendencias autolesivas o suicidas.

Tabla 1

Reactivos por factor

Autolesión

Comunicación de deseos de muerte

1. Tiendo a aislarme cuando me siento desanimado

1. La muerte no me asusta

2. Me cuesta expresar mis emociones abiertamente.

2. Me siento triste con frecuencia

3. Encontrarme en sitios donde me siento incomodo me genera angustia.

3. Pienso que la vida es injusta

4. Soy una persona pesimista

4. Prefiero evitar el conflicto

5. Soy muy duro conmigo mismo

5. Me rindo con facilidad

6. Al cometer un error siento que merezco un castigo

6. Pienso constantemente en la muerte

7. Pienso que soy poca cosa para los demás

7. Me cuesta trabajo encontrarle propósito a la vida.

8. Me siento insuficiente

8. Hay muchos conflictos en mi casa

9. Puedo sentirme verdaderamente en calma solo en ciertos lugares.

9. Soy una persona sociable

10. Siento que me merezco las cosas malas que me pasan

10. Adapto mi forma de actuar y de ser dependiendo de las personas con las que me encuentro.

11. Soy una persona impulsiva

11. La relación que tengo con mis padres es buena

12. Sé cómo calmarme cuando estoy abrumado

12. Siento que las personas no me escuchan

13. Sé identificar cuando me siento alterado.

13. Prefiero pocos amigos cercanos a muchos conocidos.

14. Mis métodos para calmarme no son convencionales (ej. Romper cosas, gritar, ingerir sustancias nocivas, etc.)

14. Mis relaciones con los demás se han vuelto superficiales con el tiempo.

15. Me considero capaz de buscar ayuda cuando tengo dificultades.

15. Puedo contar con las personas en mi entorno

16. Me considero una persona resiliente.

16. Me siento desconectado de mi entorno social.

17. Prefiero distraerme de mis emociones a pensar en ellas

17. Las palabras son suficiente para expresar lo que siento.

18. Expreso mis emociones de manera no verbal

18. Paso mucho tiempo en el celular

19. Me guardo lo que pienso o siento porque puede incomodar a los demás

19. Creo que lo correcto es aceptar mis errores

20. Arrancarme el cabello o las uñas me ayuda a calmarme

20. Me es más fácil comunicarme a través de medios digitales

Tabla 2

Puntuaciones Alfa de Cronbach

Análisis realizado

Resultado

Factor de Autolesión

.86

Factor de Comunicación de deseos de muerte

.81

Prueba completa

.89

Método

Participantes

El muestreo fue de tipo voluntario y se contó con la participación de 220 personas de entre 18 y 29 años, todas de nacionalidad mexicana, que actualmente estudian una carrera universitaria.

Tabla 3

Contraste Chi-cuadrado

 

Valor

gl

p

Modelo

195.948

130

< .001

Instrumento

El instrumento contempla dos factores: Autolesión y Comunicación de deseos de muerte. Se diseñó con un total de 40 reactivos, divididos en 20 reactivos para cada factor. Se utilizó una escala Likert con las siguientes opciones: Totalmente de acuerdo (5), De acuerdo (4), Indeciso (3), En desacuerdo (2), Totalmente en desacuerdo (1), como se muestra en la Tabla 1.

Tabla 4

Cargas de los Factores

Cargas

Factor 1

Factor 2

Factor 3

Factor 4

Factor 5

Factor 6

Unicidad

Pienso que soy poca cosa para los demás

0.842

 

 

 

 

 

0.233

Me siento insuficiente 

0.815

 

 

 

 

 

0.256

Al cometer un error siento que merezco un castigo

0.664

 

 

 

 

 

0.387

Siento que me merezco las cosas malas que me pasan

0.600

 

 

 

 

 

0.510

Soy muy duro conmigo mismo

0.485

 

 

 

 

 

0.505

Tiendo a aislarme cuando me siento desanimado

0.410

 

 

 

 

 

0.615

Sé identificar cuando me siento alterado.

 

0.661

 

 

 

 

0.517

Me considero capaz de buscar ayuda cuando tengo dificultades.

 

0.588

 

 

 

 

0.585

Sé cómo calmarme cuando estoy abrumado

 

0.582

 

 

 

 

0.637

Me considero una persona resiliente.

 

0.480

 

 

 

 

0.696

Me guardo lo que pienso o siento porque puede incomodar a los demás.

 

 

0.632

 

 

 

0.466

Me cuesta expresar mis emociones abiertamente.

 

 

0.574

 

 

 

0.534

 

Prefiero distraerme de mis emociones a pensar en ellas.

 

 

0.574

 

 

 

0.584

 

Pienso que la vida es injusta 

 

 

 

0.695

 

 

0.390

 

Me cuesta trabajo encontrarle propósito a la vida.

 

 

 

0.490

 

 

0.551

 

Pienso constantemente en la muerte

 

 

 

0.473

 

 

0.580

 

Arrancarme el cabello o arrancarme las uñas me ayuda a calmarme.

 

 

 

0.466

 

 

0.704

 

Encontrarme en sitios donde me siento incómodo me genera angustia.

 

 

 

 

0.710

 

0.405

 

Puedo sentirme verdaderamente en calma sólo en ciertos lugares.

 

 

 

 

0.520

 

0.553

 

La relación que tengo con mis padres es buena

 

 

 

 

 

0.619

0.545

 

Puedo contar con las personas en mi entorno

 

 

 

 

 

0.583

0.588

 

Las palabras son suficiente para expresar lo que siento.

 

 

 

 

 

0.511

0.656

 

Prefiero pocos amigos cercanos a muchos conocidos.

 

 

 

 

 

 

0.682

 

Nota. El método de rotación aplicado fue varimax.

 

Procedimiento

Para la elaboración del instrumento, se inició con una investigación documental sobre el comportamiento suicida, definiciones y datos estadísticos recientes y relevantes. Esto permitió determinar los dos factores considerados en el instrumento. Una vez completada la redacción y revisión del instrumento, se aplicó mediante un formulario digital. Para determinar la validez del instrumento, se realizó un análisis factorial exploratorio con una rotación Varimax. Para determinar la confiabilidad de la prueba, se utilizó el estadístico Alfa de Cronbach tanto para cada uno de los factores como para la prueba completa. Debido a los resultados obtenidos en ambas pruebas, se realizó un análisis factorial confirmatorio de 6 factores. El programa utilizado para los análisis estadísticos fue JASP en su versión para Apple, un programa de código abierto que permite realizar análisis estadísticos.

Resultados

El instrumento se aplicó a 220 estudiantes universitarios de diferentes carreras de salud: nutrición, psicología, medicina, enfermería y fisioterapia. Las respuestas se recogieron de forma anónima.

Se encontró una confiabilidad alta tanto para los dos factores separados como para la prueba completa, como se observa en la tabla 2.

En el análisis factorial exploratorio, se obtuvo una varianza acumulada de .47, como se muestra en la Tabla 5. Además, se identificaron un total de 6 factores, que se detallan en la tabla 4. Estos se explican de acuerdo a los factores de riesgo a nivel personal que Gómez, Núñez, Caballo, Agudelo Osorio y Grisales Aguirre (2019) presentan en su trabajo, entre los que se incluyen altos y constantes niveles de estrés, impulsividad, dificultad en la gestión emocional, aislamiento social, pobre autoeficacia, baja autoestima, sentimientos de soledad y desesperanza. Además, mencionan que la depresión o los síntomas depresivos son una de las predisposiciones más significativas para el riesgo suicida, dado que implican distorsiones cognitivas que llevan a una autopercepción negativa del entorno y el futuro.

De acuerdo con la literatura presentada y los resultados obtenidos en el análisis exploratorio, los factores se pueden denominar de la siguiente manera: factor 1 - autopercepción, factor 2 - entorno social favorable, factor 3- autoconocimiento, factor 4- distorsión cognitiva, factor 5 - gestión emocional y finalmente factor 6 - pertinencia y seguridad.

En las Tablas A, B, C y D del Apéndice se muestran los resultados del ajuste del modelo según el análisis factorial confirmatorio basado en la literatura previa. Se utilizó un método de estimación robusto para el cálculo del escalado y de los errores estándar, y para manejar datos faltantes se aplicó el método Pairwise. Con estos resultados, se puede confirmar que el modelo tiene un buen ajuste con los datos (CFI = 0.95, TLI = 0.95, RMSEA = 0.03). Estos valores indican que el modelo explica de manera adecuada la correlación entre las variables observadas, lo que respalda su confiabilidad.

 

Tabla 5

Características de los Factores

 

Solución no rotada

Solución rotada

 

Autovalores

Sumas de cargas al cuadrado

Proporción var.

Acumulativo

Sumas de cargas al cuadrado

Proporción var.

Acumulativo

 

Factor 1

5.942

5.479

0.238

0.238

3.158

0.137

0.137

 

Factor 2

2.996

2.399

0.104

0.343

1.710

0.074

0.212

 

Factor 3

1.599

1.080

0.047

0.390

1.589

0.069

0.281

 

Factor 4

1.329

0.876

0.038

0.428

1.582

0.069

0.350

 

Factor 5

1.029

0.518

0.023

0.450

1.449

0.063

0.413

 

Factor 6

1.018

0.466

0.020

0.470

1.331

0.058

0.470

 

 

CONCLUSIÓN

El presente trabajo tuvo como objetivo diseñar un instrumento para medir aquellos elementos disposicionales que podrían culminar en conductas suicidas. Podemos concluir que se cumple con el objetivo puesto que la prueba mostró resultados de confiabilidad altos, aunque a futuro se busca aumentar la validez.

En cuanto a los resultados obtenidos, el instrumento muestra una buena estabilidad, lo que se refleja en los resultados de la prueba de Alfa de Cronbach. El resultado de la validez pudo verse afectado por la redacción de los reactivos, ya que algunos participantes realizaron preguntas sobre el significado de los reactivos o la manera de responder.

Con base en lo anterior, se puede reestructurar la redacción de los reactivos y realizar un segundo estudio para verificar si la validez mejora, incluyendo pruebas de validez de contenido y criterio para complementar la validez de constructo del análisis factorial.

El siguiente paso será correlacionar los resultados de la prueba con otras ya validada para determinar si los resultados de la escala propuesta pueden predecir la ideación suicida.

REFERENCIAS

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Fecha de recepción: 31 de diciembre del 2023

Fecha de dictaminación: 27 de enero del 2024

Fecha de aceptación: 16 de mayo del 2024

Fecha de publicación: 29 de junio del 2024


APÉNDICE

Tabla A

Prueba Chi cuadrado

Modelo

Χ²

gl

p

Modelo base

3294.539

253

 

Modelo factorial

340.352

215

<.001

Nota. El estimador es DWLS y el estadístico de prueba es scaled shifted porque hay variables con categorías en los datos.

Tabla B

Índices de ajuste

Índice

Valor

Índice de Ajuste Comparativo (CFI)

0.959

Índice de Tucker-Lewis (TLI)

0.952

Índice de ajuste no normalizado de Bentler-Bonett (NNFI)

0.952

Índice de ajuste normalizado de Bentler-Bonett (NFI)

0.897

Índice de ajuste normalizado de parsimonia (PNFI)

0.818

Índice de ajuste relativo de Bollen (RFI)

0.878

Índice de ajuste incremental de Bollen (IFI)

0.959

Índice de no centralidad relativa (RNI)

0.959

Nota. Excepto para el Índice PNFI, los índices se escalan a causa de las variables con categorías en los datos.

Tabla C

Otras medidas de ajuste

Métrica

Valor

Error cuadrático medio de aproximación (RMSEA)

0.052

RMSEA 90 % IC límite inferior

0.041

RMSEA 90 % IC límite superior

0.062

Valor p de RMSEA

0.389

Raíz del error cuadrado medio estandarizado (RECMS, SRMR)

0.068

N crítico de Hoelter (α = .05)

194.134

N crítico de Hoelter (α = .01)

206.447

Índice de bondad de ajuste (GFI)

0.976

Índice de ajuste de McDonald (IMF)

0.855

Índice de validación cruzada esperado (ECVI)

 

Nota. Los resultados de la REACM (RMSEA) se escalan a causa de las variables con categorías en los datos.

Tabla D

Cargas de los factores

 

95% Intervalo de Confianza

Factor

Indicador

Estimar

Error Típico

valor Z

p

Inferior

Superior

Factor 1

Me siento insuficiente 

0.890

0.021

41.969

< .001

0.848

0.931

 

Pienso que soy poca cosa para los demás

0.851

0.024

35.012

< .001

0.804

0.899

 

Al cometer un error siento que merezco un castigo

0.825

0.027

30.096

< .001

0.771

0.878

 

Soy muy duro conmigo mismo

0.734

0.033

21.973

< .001

0.668

0.799

 

Tiendo a aislarme cuando me siento desanimado

0.651

0.044

14.910

< .001

0.566

0.737

 

Siento que me merezco las cosas malas que me pasan

0.775

0.033

23.620

< .001

0.711

0.839

Factor 2

La relación que tengo con mis padres es buena

0.597

0.086

6.921

< .001

0.428

0.766

 

Puedo contar con las personas en mi entorno

0.711

0.091

7.814

< .001

0.533

0.889

 

Las palabras son suficiente para expresar lo que siento.

0.221

0.092

2.389

0.017

0.040

0.402

Factor 3

Me considero capaz de buscar ayuda cuando tengo dificultades.

0.618

0.090

6.875

< .001

0.442

0.794

 

Sé identificar cuando me siento alterado.

0.470

0.095

4.953

< .001

0.284

0.656

 

Sé cómo calmarme cuando estoy abrumado

0.591

0.082

7.167

< .001

0.429

0.752

 

Me considero una persona resiliente.

0.307

0.091

3.367

< .001

0.128

0.485

Factor 4

Pienso que la vida es injusta 

0.702

0.044

15.924

< .001

0.616

0.789

 

Me cuesta trabajo encontrarle propósito a la vida.

0.746

0.041

18.278

< .001

0.666

0.826

 

Pienso constantemente en la muerte

0.724

0.049

14.799

< .001

0.628

0.820

 

Arrancarme el cabello o arrancarme las uñas me ayuda a calmarme.

0.620

0.060

10.403

< .001

0.503

0.736

Factor 5

Me guardo lo que pienso o siento porque puede incomodar a los demás.

0.797

0.058

13.797

< .001

0.684

0.910

 

Me cuesta expresar mis emociones abiertamente.

0.673

0.055

12.204

< .001

0.565

0.781

 

Prefiero distraerme de mis emociones a pensar en ellas.

0.546

0.059

9.322

< .001

0.431

0.661

Factor 6

Encontrarme en sitios donde me siento incómodo me genera angustia.

0.757

0.059

12.783

< .001

0.641

0.873

 

Puedo sentirme verdaderamente en calma sólo en ciertos lugares.

0.760

0.056

13.676

< .001

0.651

0.868

 

Prefiero pocos amigos cercanos a muchos conocidos.

0.421

0.079

5.342

< .001

0.266

0.575

 

 

1 Estudiantes de la Licenciatura en Psicología de la Universidad del Valle de México.

[2] Maestro en Psicología. Docente de la Universidad del Valle de México.

La correspondencia referente a este artículo debe dirigirse a Cristian Javier Ocampo Solís, Correo electrónico: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Calidad de sueño en pacientes en hemodiálisis del Hospital de Especialidades Centro Médico Siglo XXI

Sleep quality in hemodialysis patients of Hospital de Especialidades, Centro Médico Siglo XXI

Roberto Alexis Molina Campuzano[1]

Hospital de Psiquiatría Morelos, IMSS

Davis Cooper Bribiesca

Hospital de Especialidades, Centro Médico Siglo XXI

Irma Corlay Noriega

Hospital de Especialidades, Centro Médico Siglo XXI

Daniela Marlene Morales Morales

Hospital de Psiquiatría Morelos, IMSS

Bazán Pérez Anayetzi

Hospital de Psiquiatría Morelos, IMSS

 

Resumen

Los trastornos del sueño son comunes en pacientes con insuficiencia renal crónica, con una prevalencia entre el 50-80%. Este estudio investigó la calidad del sueño en 51 pacientes del Hospital de Especialidades Dr. Bernardo Sepúlveda mediante el Índice de Calidad de Sueño de Pittsburgh. Se encontró que el 78.4% de los pacientes tenían una mala calidad de sueño, sin asociación significativa con factores sociodemográficos, excepto para la escolaridad, donde niveles más altos se asociaron con menos alteraciones del sueño. Estos hallazgos resaltan la necesidad de intervenciones terapéuticas para mejorar la calidad del sueño en esta población, como programas de ejercicio físico o psicoeducación. Este estudio proporciona una base para investigaciones futuras con muestras más amplias.

Palabras clave: Psicología, escritura, software, multidisciplina, estudiantes universitarios

Abstract

Sleep disorders are common in patients with chronic kidney disease, with a prevalence between 50-80%. This study investigated sleep quality in 51 patients from the Dr. Bernardo Sepúlveda Specialties Hospital using the Pittsburgh Sleep Quality Index. It was found that 78.4% of patients had poor sleep quality, with no significant association with sociodemographic factors, except for education, where higher levels were associated with fewer sleep disturbances. These findings highlight the need for therapeutic interventions to improve sleep quality in this population, such as physical exercise programs or psychoeducation. This study provides a basis for future research with larger samples.

Keywords: Sleep quality, Chronic kidney disease and Hemodialysis.

 

Introducción

Los investigadores modernos definen el sueño basándose tanto en el comportamiento de la persona que se queda dormida como en las modificaciones fisiológicas del ritmo eléctrico cerebral al despertar. Los criterios comportamentales incluyen la falta de movilidad o movilidad escasa, el cierre de los párpados, la adopción de una postura específica para dormir propia de cada especie, la reducción de la respuesta a estímulos externos, la inactividad, el incremento del tiempo de reacción, la elevación del umbral de despertar, la disminución de la actividad cognitiva y un estado inconsciente reversible.

Los criterios fisiológicos se determinan a través de la electroencefalografía (EEG), la electrooculografía (EOG) y la electromiografía (EMG), además de otras modificaciones fisiológicas en la ventilación y la circulación (Chokroverty, 2011).

Los trastornos del sueño son altamente prevalentes en pacientes con enfermedad renal crónica (ERC) sometidos a diálisis a largo plazo. La hemodiálisis, el tratamiento estándar para estas enfermedades, es una técnica de depuración extracorpórea que facilita el intercambio de agua y solutos entre la sangre y el líquido de diálisis mediante una membrana semipermeable en el dializador. Este proceso permite la eliminación de toxinas urémicas, la remoción de líquidos acumulados y la restauración del equilibrio electrolítico y ácido-básico (Amenós, 2016). Se estima que entre el 50% y el 80% de los pacientes en hemodiálisis experimentan trastornos del sueño, una prevalencia considerablemente mayor en comparación con aquellos que no están en diálisis (Serrano-Navarro et al., 2019).

Estudios previos han reportado asociaciones entre insomnio, mala calidad del sueño y otros trastornos del sueño con una disminución en la calidad de vida y un aumento en la tasa de mortalidad en pacientes en hemodiálisis (Kimmell et al., 2003; Iliescu et al., 2003; Parker et al., 2003; Elder et al., 2008). Entre los trastornos del sueño más comunes en estos pacientes se encuentran el insomnio, el síndrome de piernas inquietas (RLS), la apnea del sueño y la somnolencia diurna excesiva (EDS) (Herridge et al., 2011; Koch et al., 2009; Kawauchi et al., 2006; Biyik et al., 2013). La mala calidad del sueño incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares e infecciones.

La literatura sugiere que la mala calidad del sueño está asociada con factores físicos como las enfermedades subyacentes, la uremia, la anemia y los cambios metabólicos inducidos por la melatonina (Aronsohn et al., 2010; Hildreth et al., 2011).

Además, se supone que la farmacoterapia interfiere con la calidad del sueño. La evidencia sugiere que factores psicológicos como la depresión y la ansiedad están directamente asociados con la incidencia de trastornos del sueño (Durmer & Dinges, 2005). La calidad del sueño también podría verse influenciada por factores del estilo de vida, como el estilo de vida sedentario, el momento de la hemodiálisis y los hábitos de consumo de alcohol (Sheldon, 2012).

Los pacientes en hemodiálisis con insuficiencia renal a menudo experimentan mala calidad del sueño, lo que afecta su bienestar general. Los estudios han demostrado que factores como el estado de hidratación (Butt et al.,2023) y el uso de técnicas progresivas de relajación muscular (Rosdiana y Cahyati, 2021; Sanad et al., 2023) pueden influir en la calidad del sueño en estos pacientes. La investigación que comparó a pacientes en hemodiálisis con receptores de trasplante renal reveló que este último grupo generalmente experimenta una mejor calidad del sueño (Huang et al., 2023). Los factores asociados con la mala calidad del sueño en pacientes con enfermedad renal crónica en pre-diálisis incluyen demografía, condiciones fisiológicas, depresión y comportamientos relacionados con la excitación (Shamspour et al., 2023). La astigrafía usando dispositivos portátiles se ha utilizado para medir objetivamente los parámetros de calidad del sueño en pacientes de diálisis, destacando el impacto significativo de los niveles de fosfato sérico en la eficiencia del sueño (Hao et al., 2018).

En general, los pacientes que se quejan de mala calidad del sueño utilizan más los servicios de salud, toman más fármacos para inducir el sueño y tienen una mala calidad de vida y disminución en su funcionalidad. Por lo anterior, es importante continuar estudiando la calidad del sueño en paciente en hemodiálisis.

Por lo cual, la pregunta de investigación fue: ¿Qué proporción de pacientes con hemodiálisis sufren alteraciones de sueño?

Los seres humanos tienen necesidades físicas, sociales, emocionales e intelectuales. En ese sentido, la salud física y psicológica depende de que se satisfagan adecuadamente estas necesidades básicas, siendo el sueño una necesidad física básica necesaria para mantener la salud y un estado de bienestar. Los defectos en la calidad del sueño pueden alterar las emociones, los pensamientos y la motivación. Los individuos con mala calidad de sueño muestran muchos síntomas físicos y cognitivos, tales como cansancio, agotamiento, dificultad para concentrarse, disminución del umbral del dolor, pérdida del apetito, ansiedad y depresión. Los trastornos del sueño tienen un efecto significativo sobre la mortalidad y morbilidad, por lo que, una queja de dificultades con el sueño se considera un problema de salud significativo que puede afectar negativamente la calidad del sueño, la calidad de vida, funcionalidad y el bienestar del individuo (Liaveri et al., 2017).

En nuestro país no se ha realizado un análisis epidemiológico que nos ayude a dimensionar la importancia de los trastornos del sueño y la calidad del sueño y mucho menos en pacientes que se encuentran en hemodiálisis. Si bien se conocen los principales factores de riesgo en diferentes poblaciones tanto de Estados Unidos como de Europa, se desconocen los mismos en la población mexicana. Por lo que sería importante indagar sobre la calidad de sueño en estos pacientes, tomando en consideración el potencial riesgo que implica una mala calidad de sueño, así como el impacto de esta en la salud de estos pacientes.

Asimismo, esto podría permitir beneficiar a los pacientes desde el punto de vista funcional, económico, social y médico, proporcionándoles la atención y tratamiento adecuado.

El objetivo de la presente investigación fue determinar la proporción de pacientes sometidos a hemodiálisis que experimentan alteraciones del sueño en pacientes con insuficiencia renal crónica que acuden al servicio de hemodiálisis del Hospital de Especialidades Dr. Bernardo Sepúlveda de Centro Médico Siglo XXI.

De acuerdo con la literatura previa, se estima que el 70% de los pacientes sometidos a hemodiálisis experimentarán alteraciones en la calidad del sueño. Esta hipótesis se basa en investigaciones previas que han demostrado una alta incidencia de trastornos del sueño en pacientes con enfermedad renal crónica sometidos a hemodiálisis, así como en la comprensión de los factores de riesgo asociados con esta población, como el estrés físico y emocional, los cambios en los ritmos circadianos y la carga de síntomas asociados con la enfermedad renal.

Método

Paradigma metodológico

El paradigma metodológico utilizado en este estudio fue cuantitativo, enfocado en la recolección y análisis de datos numéricos para identificar patrones y relaciones entre variables. Este enfoque permite una evaluación objetiva y estadística de la calidad del sueño en pacientes con insuficiencia renal crónica sometidos a hemodiálisis. La elección del paradigma cuantitativo se justifica por la necesidad de medir de manera precisa y generalizable la prevalencia de alteraciones del sueño, así como diversas variables sociodemográficas que pueden estar parcialmente relacionadas.

Tipo de investigación

Este estudio se clasifica como una investigación no experimental, de tipo descriptivo. Además de proporciona una descripción detallada de la calidad del sueño en la población estudiada, se evalúan las posibles relaciones con variables sociodemográficas como sexo, estado civil, escolaridad, ocupación y lugar de origen.

Tipo de estudio

El estudio se enmarca en un diseño transversal. Este diseño implica la recolección de datos en un único punto en el tiempo, permitiendo una instantánea de la situación actual de la calidad del sueño entre los pacientes sometidos a hemodiálisis. La elección de un diseño transversal permite evaluar la prevalencia de alteraciones del sueño y explorar otras variables en una muestra representativa de la población en un momento específico. Aunque este diseño no permite establecer causalidad, proporciona información valiosa sobre la situación actual y posibles áreas de intervención.

Muestreo

Participaron 51 pacientes con diagnóstico de ERC que asisten al servicio de hemodiálisis del Hospital de Especialidades “Dr. Bernardo Sepúlveda” de Centro Médico Siglo XXI, que aceptaron participar en el estudio y que se encontraron disponibles al momento de aplicar el instrumento. Se consideraron características tales como la edad, estado civil, escolaridad, ocupación y lugar de origen. A continuación, se describen las características sociodemográficas de los participantes: Género: femenino 25 (49%), masculino 26 (51%). Edad: edad media 45.47 D.E. 15.97. Estado civil: solteros 17 (33.3%), casados 31 (60.8%), divorciados 2 (3.9%), viudos 1 (2.0%). Escolaridad: sin estudios 1 (2.0%), primaria 9 (17.6%), secundaria 15 (29.4%), bachillerato 17 (33.3%), licenciatura 6 (11.8%), posgrado 3 (5.9%). Ocupación: ama de casa 12 (23.5%), estudiante 2 (3.9%), empleado 19 (37.3%), autoempleado 5 (9.8%), jubilado (25.5%). Lugar de origen: urbano 49 (96.1%), rural 2 (3.9%).

Criterios de inclusión

Pacientes de ambos sexos.

Mayores de 18 años de edad.

Ser paciente de UMAE Centro Médico Siglo XXI.

Encontrarse en hemodiálisis con 3 meses de antiguedad.

Consciente de su alrededor.

Pacientes que acepten participar y que firmen el consentimiento informado.

Criterios de exclusión

Pacientes que acuden a hemodiálisis por urgencia médica.

Embarazo.

Pacientes que rechazaron la participación en este estudio.

Criterios de eliminación

Pacientes que llenaron de forma inadecuada o incompleta los instrumentos de trabajo.

Pacientes que si habiendo aceptado en un inicio y una vez iniciado el estudio desearon dejar el mismo.

Descripción de variables

La variable dependiente fue la calidad de sueño, la cual fue determinada por el cuestionario Pittsburgh Sleep Quality Index (Índice de calidad de sueño Pittsburgh). En la publicación original de Buysee, et al., se habla de una especificidad de 86.5% y una sensibilidad del 89.6%, este instrumento fue validado en su versión en castellano por Royuela y Macías (1996) quienes encontraron una consistencia interna de 0.81, el coeficiente de kappa de 9.61,sensibilidad de 88.63%, especificidad de 74.99% y un valor predictivo positivo de la prueba fue de 80.66, lo que nos habla de que dicha versión es adecuada para la investigación clínica y epidemiológica de la calidad del sueño. No obstante, la consistencia de Índice de Calidad de Sueño de Pittsburgh adaptado para el presente estudio fue de un Alfa de Cronbach de α = 0.733, esto nos indica que efectivamente esta prueba mide el constructor de interés en la muestra estudiada.

La escala consta de 24 preguntas, con 19 auto-aplicables y 5 respondidas por el compañero de habitación o cama. Las primeras 4 preguntas tienen respuestas concretas, mientras que las restantes, incluyendo las del compañero, se contestan con una escala ordinal de 4 grados. Se tarda aproximadamente de 5 a 10 minutos en completarla. Los resultados generan 7 puntuaciones sobre la calidad del sueño: Calidad subjetiva, Latencia del sueño, Duración del sueño, Eficiencia habitual del sueño, Perturbaciones del sueño, Uso de medicación hipnótica y Disfunción diurna. Cada componente recibe una puntuación del 0 al 3, siendo 0 sin problemas y 3 problemas graves. La suma de estas puntuaciones da un total entre 0 y 21, donde menos de 5 indica buena calidad de sueño. Así mismo se registraron las variables: sexo, estado civil, ocupación y lugar de origen.

Consideraciones éticas

Este estudio se apegó al reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación para la Salud, así como a la declaración de Helsinki y sus enmiendas.

Este estudio no representó ningún riesgo para la salud del paciente de acuerdo a la Ley General de Salud en Materia de investigación para la salud. Por ser un estudio epidemiológico y analítico.

Se explicó a cada uno de los pacientes y familiares responsables, el objetivo del estudio en el cual no se correría ningún riesgo, costo y de estar de acuerdo en firmar una hoja de consentimiento informado para ser incluido en el estudio.

Privacidad y confidencialidad

Los datos obtenidos serán utilizados por el investigador para la realización de un estudio científico con la finalidad de obtener información que pueda ser aplicable a la ciencia médica. Se respetará con absoluta integridad el uso de sus datos personales de acuerdo a la Ley DOF 95-07-2010, del IFAI vigente.

Resultados

El análisis de los datos reveló una prevalencia del 78.4% de los pacientes sometidos a hemodiálisis que experimentan alteraciones del sueño, con un intervalo de confianza del 99% que oscila entre el 62.9% y el 94%, como se muestra en la Figura 1. La prueba de Bondad de Ajuste X2 confirmó que la muestra es representativa de la población general (X2(6) = 6.02; p. > 0.05).

De acuerdo con la Figura 1, al comparar las mediciones entre pacientes con y sin alteraciones del sueño, el análisis estadístico indicó que la prevalencia del 78.4% de alteraciones del sueño en pacientes sometidos a hemodiálisis es significativa (X2(1) = 16.5; p. < 0.05).

Tabla 1

Variables Sociodemográficas y su prevalencia entre la buena y mala calidad de sueño.

Sociodemográficos

 

%

N

χ²

gl

p

SEXO

Femenino

49%

51

2.65

1

0.173*

 

Masculino

51%

 

 

 

 

ESTADO CIVIL

Solteros

33%

51

1.53

3

0.756*

 

Casados

61%

 

 

 

 

 

Divorciados

4%

 

 

 

 

 

Viudos

2%

 

 

 

 

ESCOLARIDAD

Sin estudios

2%

51

7.08

5

0.224*

 

Primaria

18%

 

 

 

 

 

Secundaria

29%

 

 

 

 

 

Bachillerato

33%

 

 

 

 

 

Licenciatura

12%

 

 

 

 

 

Posgrado

6%

 

 

 

 

OCUPACIÓN

Ama de casa

24%

51

5.77

4

0.221*

 

Estudiante

37%

 

 

 

 

 

Empleado

10%

 

 

 

 

 

Autoempleado

26%

 

 

 

 

 

Jubilado

4%

 

 

 

 

LUGAR DE ORIGEN

Urbano

96%

51

0.572

1

1.00*

 

Rural

4%

 

 

 

 

La Tabla 1 permite contextualizar los hallazgos generales sobre la calidad del sueño dentro de un marco sociodemográfico. Al analizar variables como sexo, estado civil, escolaridad, ocupación y lugar de origen, se proporciona una visión más completa de los factores que podrían estar influyendo en la calidad del sueño de estos pacientes.

Sexo: No se encontró una diferencia significativa en la calidad del sueño entre hombres y mujeres. Esto sugiere que el sexo no es un factor determinante en la calidad del sueño en pacientes en hemodiálisis.

Estado Civil: La calidad del sueño no varió significativamente según el estado civil de los pacientes. Esto indica que estar soltero, casado, divorciado o viudo no influye notablemente en la calidad del sueño en esta población.

Escolaridad: Aunque no se alcanzó significancia estadística estricta, se observó una tendencia donde niveles más altos de educación están asociados con una mejor calidad del sueño. Posiblemente,  por un mejor manejo del estrés y acceso a información sobre la salud.

Ocupación: No se encontró una asociación significativa entre la ocupación de los pacientes y su calidad del sueño, lo que sugiere que la actividad laboral o falta de ella no es un factor relevante en este contexto.

Lugar de Origen: La calidad del sueño no varió significativamente entre pacientes de origen urbano y rural. La mayoría de los participantes eran de origen urbano, lo que refleja la ubicación del hospital.

La mayoría de las variables sociodemográficas (sexo, estado civil, ocupación y lugar de origen) no mostraron una asociación significativa con la calidad del sueño en pacientes sometidos a hemodiálisis.

Sin embargo, la escolaridad mostró una tendencia hacia una asociación positiva con la calidad del sueño, lo que sugiere que niveles educativos más altos podrían estar relacionados con mejores hábitos de salud y un manejo más eficaz del estrés, contribuyendo a una mejor calidad del sueño. Estos hallazgos son consistentes con la literatura existente, que indica que, aunque las variables sociodemográficas pueden influir en la calidad del sueño, su impacto no es uniforme ni significativo en todos los contextos.

Conclusión

El presente estudio se enfocó en evaluar la calidad del sueño en pacientes sometidos a hemodiálisis en el Hospital de Especialidades Dr. Bernardo Sepúlveda de Centro Médico Siglo XXI. El objetivo fue determinar la proporción de pacientes que experimentan alteraciones del sueño y explorar los factores sociodemográficos asociados. Se planteó la hipótesis de que aproximadamente el 70% de los pacientes en hemodiálisis experimentarían alteraciones en la calidad del sueño, basándose en investigaciones previas.

La herramienta utilizada para evaluar la calidad del sueño fue el Índice de Calidad de Sueño de Pittsburgh (PSQI). Los resultados revelaron que el 78.4% de los pacientes presentaban una mala calidad del sueño. Este hallazgo es consistente con la hipótesis inicial y resalta la prevalencia significativa de alteraciones del sueño en pacientes en hemodiálisis.

Uno de los hallazgos más notables fue la falta de asociación significativa entre la calidad del sueño y la mayoría de los factores sociodemográficos, como edad, género, estado civil, ocupación y lugar de origen. Sin embargo, se encontró una excepción en el nivel de escolaridad, donde los pacientes con niveles educativos más altos presentaron menos alteraciones del sueño. Esto sugiere que la educación puede desempeñar un papel protector, posiblemente debido a una mejor comprensión y manejo de la enfermedad y sus síntomas asociados.

Los resultados obtenidos en este estudio tienen importantes implicaciones para la práctica clínica y la gestión de la calidad del sueño en pacientes sometidos a hemodiálisis. La alta prevalencia de mala calidad del sueño destaca la necesidad de intervenciones terapéuticas específicas para esta población. Se recomienda la implementación de programas de ejercicio físico y psicoeducación, los cuales han demostrado ser efectivos en la mejora de la calidad del sueño (Sanad et al., 2023; Butt et al., 2023).

Además, se sugiere la evaluación regular de la calidad del sueño como parte del cuidado integral de los pacientes con IRC en hemodiálisis. La utilización de herramientas como el PSQI puede ayudar a identificar a los pacientes con riesgo de trastornos del sueño y permitir intervenciones tempranas. También es fundamental considerar factores psicológicos como la depresión y la ansiedad, que están directamente asociados con la incidencia de trastornos del sueño en esta población (Shamspour et al., 2023; Huang et al, 2023).

Una limitación de este estudio es el tamaño de la muestra que, aunque adecuado para una exploración inicial, limita la generalización de los resultados a una población más amplia. Futuras investigaciones deberían incluir muestras más grandes y diversas para confirmar estos hallazgos y explorar más a fondo las relaciones entre los factores sociodemográficos y la calidad del sueño.

Otra área que merece mayor atención es el impacto de los tratamientos farmacológicos y las intervenciones no farmacológicas en la mejora de la calidad del sueño. Estudios que utilicen medidas objetivas de la calidad del sueño, como la actigrafía, pueden proporcionar una comprensión más completa del problema y guiar el desarrollo de estrategias de manejo efectivas (Zhang et al., 2021; Hao et al., 2018).

Finalmente, este estudio subraya la alta prevalencia de mala calidad del sueño en pacientes sometidos a hemodiálisis y la necesidad urgente de intervenciones dirigidas a mejorar su bienestar general. Los hallazgos proporcionan una base sólida para futuras investigaciones y destacan la importancia de un enfoque multidisciplinario en el manejo de la calidad del sueño en esta población vulnerable.

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Fecha de recepción: 28 de septiembre del 2023

Fecha de dictaminación: 28 de octubre del 2023

Fecha de aceptación: 27 de mayo del 2024

Fecha de publicación: 29 de junio del 2024

 

 

[1] La correspondencia referente a este artículo debe dirigirse a Roberto Alexis Molina Campuzano. Correo de contacto: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

 

 

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