Pensamiento Crítico.
Revista de Investigación Multidisciplinaria
Año 11. No. 20.
Enero—Junio, 2025, pp. 32 –42
https://www.doi.org/10.64040/hkqr9f86
La desensibilización sistemática y contingencia
cero para el tratamiento de la tripofobia
Systematic desensitization and zero contingency for the treatment of
trypophobia.
Tabata Ailyn Angeles
Esperon
Universidad, UDF
Santa María
https://orcid.org/0009-0009-0381-1400
Abraham
Said García Cervantes
Universidad, UDF
Santa María
https://orcid.org/0009-0009-1349-5018
Rubén Yáñez Olvera
Universidad, UDF
Santa María
https://orcid.org/0009-0007-0638-020X
Eduardo Fernández Nava
Universidad
Nacional Autónoma de México, FES Iztacala
https://orcid.org/0009-0009-7502-6567
Resumen
Se
realizó un estudio con el objetivo de evaluar el efecto de la desensibilización
sistemática y el procedimiento de contingencia cero sobre las respuestas
fóbicas ante figuras con patrones de agujeros en un individuo con tripofobia.
Participó un estudiante de la carrera de Psicología de la UDF Santa María,
quien reportó tener fobia a dichas figuras. El procedimiento consistió en un
diseño experimental simple con reversión, en el que se implementaron la
desensibilización sistemática y la contingencia cero. Se presentó una serie de
imágenes con patrones de agujeros y se registró la frecuencia de las respuestas
fóbicas. Los resultados mostraron una tendencia a la disminución en la
frecuencia de dichas respuestas ante la presentación del estímulo, lo que sugiere
que las técnicas aplicadas en conjunto constituyen un procedimiento efectivo
para reducir la tripofobia.
Palabras clave: Contingencia Cero, Desensibilización
Sistemática, Tripofobia, Tratamiento, Fobias específicas.
Abstract
A study was
conducted with the aim of evaluating the effect of systematic desensitization
and the zero-contingency procedure on phobic responses to hole-pattern figures
in an individual with trypophobia. A psychology student from UDF Santa María
who reported experiencing a phobia of hole-pattern figures participated in the
study. The procedure followed a simple experimental design with reversal, in
which systematic desensitization and the zero contingency procedure were
implemented. A series of hole-pattern images were presented, and the frequency
of phobic responses was recorded. The results showed a decreasing trend in the
frequency of phobic responses to the stimulus presentation, suggesting that the
combined techniques constitute an effective procedure for reducing trypophobia.
Keywords: Zero Contingency,
Systematic Desensitization, Trypophobia, Tratment, Specific Phobias
INTRODUCCIÓN
Las fobias pueden definirse como un
miedo pronunciado y persistente que puede ser excesivo o irracional, y que
generalmente es evocado por la presencia o la anticipación de un estímulo (Sosa
& Capafóns, 2014). El DSM-5 caracteriza las
fobias como específicas o generalizadas. Dentro de las fobias específicas se
identifican las respuestas de miedo o ansiedad intensa ante un objeto,
situación o estímulo particular, mientras que en las generalizadas dichas
respuestas se presentan ante diversos estímulos o situaciones (American Psychological Association [APA],
2014).
Desde la psicología conductista,
la explicación de las fobias se basa en el modelo del condicionamiento clásico
propuesto por Pavlov (1927). Dicho modelo describe
cómo un organismo aprende a responder ante la relación entre dos estímulos: el
incondicional (EI) y el condicional (EC). El estímulo incondicional evoca
respuestas biológicas o incondicionales (RI) y, al ser presentado de manera
contingente con un estímulo neutro (EN), este último adquiere la capacidad de
provocar una respuesta similar, denominada respuesta condicional (RC).
En términos específicos, las
fobias se entienden como respuestas condicionales (RC) ante estímulos
condicionales (EC) que han sido asociados con estímulos incondicionales (EI)
percibidos como desagradables o aversivos, y que generan respuestas de miedo o
sensaciones displacenteras (RI). Además, se identifican respuestas de
evitación, las cuales constituyen una conducta relativamente normal y
adaptativa. No obstante, cuando estas respuestas son desproporcionadas y se
manifiestan en ausencia de una amenaza real para el individuo, se consideran
como fobias (Pérez-Acosta, 2005; Sosa & Capafóns,
2014).
Con base en el modelo pavloviano, Watson y Rayner
(1920) demostraron empíricamente cómo se adquieren este tipo de respuestas. En
su estudio, condicionaron una respuesta de temor en un niño de 11 meses.
Utilizaron como estímulo incondicional un sonido intenso y repentino que
provocaba una respuesta de sobresalto, el cual fue asociado con la presentación
de una rata blanca a lo largo de varios ensayos. El efecto observado fue que el
niño, al ver la rata blanca, respondió de la misma manera que ante el sonido,
mostrando sobresalto, evitación e incluso llanto. Adicionalmente, los
investigadores encontraron que el niño respondió de forma similar ante
estímulos físicamente parecidos, como conejos, peluches y otros objetos con
pelo, fenómeno que se conoce como generalización.
Asimismo, desde este modelo se
ofrece una propuesta para tratar las respuestas de miedo o fóbicas. Jones
(1924, como se citó en Chance, 2001) trabajó con un niño de tres años que
presentaba fobia a los conejos. El procedimiento consistió en mostrarle, en
varias sesiones, un conejo mientras el niño comía galletas con leche. La
variación entre sesiones consistía en acercar progresivamente el conejo (EC) al
niño. Los efectos observados por Jones (1924, como se citó en Chance, 2001)
mostraron que el niño dejó de manifestar respuestas de miedo (RC) ante el
conejo (EC), al asociarlo con un estímulo agradable: las galletas con leche
(EI). A este procedimiento se le denominó contracondicionamiento
o inhibición recíproca, ya que la asociación de un estímulo que evoca
respuestas o sensaciones agradables con aquel que causa temor o ansiedad inhibe
las respuestas fóbicas.
Con base en lo anterior, Wolpe
(1958, como se citó en Turner, 1998) propuso la desensibilización sistemática
como un procedimiento para eliminar conductas de miedo o fóbicas, así como
conductas de evitación. Este procedimiento consta de dos pasos. Primero, se
expone al individuo a estímulos que generan respuestas incompatibles con la
ansiedad; para ello, se emplean generalmente técnicas de relajación. En segundo
lugar, se realiza una exposición gradual al estímulo evocador de la respuesta
fóbica. En esta fase, junto con el usuario, se jerarquizan los estímulos con
base en la intensidad de las respuestas fóbicas que estos provocan.
Posteriormente, se expone al usuario al estímulo que genera la menor respuesta
y se avanza de manera progresiva a lo largo de la jerarquía hasta llegar al que
provoca la reacción más intensa. Para poder avanzar al siguiente estímulo, es
necesario que el usuario se exponga al estímulo actual sin que presente la
respuesta fóbica.
Este procedimiento ha sido
ampliamente utilizado en psicología clínica para reducir respuestas fóbicas a
diversos estímulos, como animales (por ejemplo, serpientes, gatos y perros) (Da
Silva, 2019; Freeman & Kendrick, 1960; Lang & Lazovick,
1963; Lazarus, 1961), inyecciones (Rachman, 1959),
relaciones sexuales (Lazarus, 1963), medios de transporte —como estar o
conducir un automóvil o viajar en avión— (Cantón, 1974; Capafóns
et al., 1997; Orejudo & Froxán, 1996; Wolpe,
1962), así como el uso de elevadores (Obregón, 2021). Más recientemente, este
procedimiento ha sido aplicado al tratamiento de la fobia a situaciones
sociales mediante el uso de realidad virtual, en la cual se diseñan ambientes
controlados mediante software que incorporan los estímulos aversivos que
provocan las respuestas fóbicas (Torrico, 2018).
En consecuencia, las intervenciones que emplean la
desensibilización sistemática han demostrado ser efectivas frente a una
variedad de estímulos que provocan respuestas fóbicas, por lo que es posible
considerar que estos procedimientos podrían ser eficaces en el tratamiento de
la tripofobia, a pesar de que esta aún no ha sido reconocida oficialmente como
una fobia en algunos manuales diagnósticos.
Esta condición se ha definido como un miedo irracional ante
patrones cóncavos de agujeros u hoyos dispuestos en proximidad, los cuales
pueden desencadenar una o varias de las siguientes respuestas: escalofríos,
huida, giro de la cabeza en dirección opuesta al estímulo, reflejo de vómito
y/o sudoración (Vlok-Barnard & Stein, 2017).
En relación con la tripofobia, algunos autores señalan que no
se trata únicamente de una molestia visual, sino que también puede activar
funciones asociadas con el estado de alerta o peligro, generando reflejos
aversivos más vinculados al asco que al miedo (Martínez-Aguayo, 2018; Sierra,
2021; Vlok-Barnard & Stein, 2017). En contraste,
otros investigadores han argumentado que el miedo a los agujeros podría haber
evolucionado como un mecanismo adaptativo para evitar enfermedades, dado que la
forma de muchos patógenos podría coincidir con los patrones que provocan dicha
reacción, aludiendo así a un malestar visual asociado a la detección de
posibles amenazas infecciosas transmisibles por contacto cercano (Buck, 2018;
Cole & Wilkins, 2017).
Wilkins y Cole (2013) llevaron a cabo un estudio en el que
exploraron las respuestas de los participantes ante patrones que contenían
pequeños agujeros. Encontraron que aquellos que previamente reportaron
experimentar tripofobia mostraron niveles más altos de incomodidad y
repugnancia.
Asimismo, Vlok-Barnard y Stein
(2017) señalaron que el 89.2 % de las personas que padecen tripofobia no han recibido
tratamiento psicológico. De quienes
sí lo han recibido, solo en el 50 % de los casos la terapia
cognitivo-conductual resultó eficaz; sin
embargo, los autores no especifican qué procedimientos fueron empleados en dichos tratamientos.
En este sentido, la técnica de
desensibilización sistemática cuenta con evidencia empírica que respalda su
efectividad en el tratamiento de las fobias, por lo que podría ser útil en el
abordaje clínico de la tripofobia (APA, 1994; Barlow, 1988; Barlow, Esler & Vitali, 1998; Marks, 1987, como se citan en Capafóns, 2001). No obstante, como señalan Vallejo-Slocker y Vallejo (2016), la investigación sobre la
desensibilización sistemática (DSS) comenzó a disminuir a partir de la década
de 1970 y su uso clínico ha ido desapareciendo desde los años ochenta. A pesar
de ello, a lo largo de los años en que se ha aplicado, la DSS ha seguido
demostrando su eficacia, siendo además un método aceptado por los usuarios
(Nicola, 2018).
Por otro lado, es posible que la
implementación de la desensibilización sistemática propicie que el usuario
anticipe la aparición del estímulo que le provoca las respuestas fóbicas, lo
que podría generar una activación de la respuesta incluso antes del ensayo.
Ante esta situación, puede resultar útil incorporar el procedimiento de
contingencia cero de extinción, propuesto por Pérez-Acosta y Pérez (1999), en
el cual los estímulos condicionales se presentan de forma aleatoria con el fin
de evitar la predicción de la aparición del estímulo aversivo.
Por lo tanto, el objetivo del
presente estudio fue evaluar el efecto de la desensibilización sistemática y el
procedimiento de contingencia cero sobre las respuestas fóbicas ante figuras
con patrones de agujeros en un individuo.
La pregunta de investigación fue:
¿Cuál es el efecto de la desensibilización sistemática y el procedimiento de
contingencia cero sobre las respuestas fóbicas ante figuras con patrones de
agujeros en un individuo? La hipótesis planteada fue: La desensibilización
sistemática y el procedimiento de contingencia cero disminuirán las respuestas
fóbicas ante figuras con patrones de agujeros en un individuo.
MÉTODO
Participante.
Estudiante de la Licenciatura en
Psicología de la UDF Santa María, de sexo masculino, de 21 años, quien refirió
presentar tripofobia.
Diseño.
Se optó por un diseño
experimental simple con reversión N=1 (Tabla 1) ya que este tipo de diseño
permite identificar con mayor certeza que los cambios en el comportamiento son
producto de la manipulación de la variable independiente, al introducirla y retirarla
en distintas fases (Nock et al., 2008).
Instrumentos.
Se utilizó un formato de registro
para anotar la frecuencia de las respuestas fóbicas, así como un consentimiento
informado firmado por el participante (véase Anexo 1).
Materiales y
Aparatos.
Láminas impresas en hojas de
papel bond que contenían distintas imágenes con patrones cóncavos de agujeros u
hoyos dispuestos en proximidad. Asimismo, se utilizaron láminas con imágenes
aleatorias de objetos cotidianos sin relación con dichos patrones. Los aparatos
de registro fueron: Cronómetro y teléfono celular.
Definición
conceptual de las variables independientes:
Desensibilización
sistemática: técnica que consiste en la presentación de una
jerarquía de estímulos que evocan respuestas fóbicas, con el objetivo de
disminuir dichas respuestas (Wolpe, 1958, como se citó en Turner, 1998).
Contingencia
cero: procedimiento que consiste en la presentación de la
señal (estímulo condicional) como evento aversivo de forma aleatoria, con el
propósito de evitar la predicción de aparición del estímulo (Pérez-Acosta &
Pérez, 1999).
Las definiciones operacionales de
las variables independientes consistieron en la aplicación de los
procedimientos de desensibilización sistemática y contingencia cero.
Definición
conceptual de la variable dependiente:
Tripofobia: miedo
irracional ante un patrón cóncavo de agujeros u hoyos dispuestos en
|
Tabla 1. Diseño de
investigación utilizado para este estudio |
||||
|
A1 |
B |
S |
A |
B |
|
Frecuencia de
respuestas fóbicas |
Desensibilización
Sistemática y Contingencia Cero |
Desensibilización
Sistemática |
Frecuencia de
respuestas fóbicas |
Desensibilización
Sistemática y Contingencia Cero |
|
*Nota: A1, A2=
Línea Base, B1, B2=Intervención, S=Sondeo |
||||
proximidad, que puede generar una
o varias de las siguientes respuestas: escalofríos, huida, giro de la cabeza en
dirección opuesta al estímulo, reflejo de vómito y/o sudoración (Vlok-Barnard & Stein, 2017).
La definición operacional de la
variable dependiente incluyó las siguientes respuestas observables: Giro de la
cabeza en dirección opuesta al estímulo; Movimiento de arqueo corporal asociado
al reflejo de vómito; Producción del sonido característico del vómito;
Frotamiento de diferentes partes del cuerpo; Cubrir la boca con la mano; y
Cambio de postura.
Situación
experimental:
La intervención se llevó a cabo
en una cámara de Gesell, una habitación de aproximadamente 5 × 7 metros que
cuenta con tres sillones, una mesa, un ventilador, un bote de basura, un vidrio
unidireccional y, del otro lado del vidrio, un micrófono conectado a un sistema
de audio.
Procedimiento
Antes de iniciar, se proporcionó
al participante un consentimiento informado en el que se le explicó el objetivo
del estudio, así como el permiso para videograbar las sesiones. Una vez que el
participante aceptó, se le invitó a ingresar a la cámara de Gesell, en la cual
se implementó el siguiente procedimiento (Tabla 1):
La línea base consistió en tres
sesiones de aproximadamente una hora cada una, en las que se evaluó la
frecuencia de respuestas fóbicas asociadas a la evitación y al asco. La
morfología de las respuestas observadas incluyó: voltear la cabeza en dirección
opuesta al estímulo, producción de arqueo corporal asociado a la acción de
vomitar, emisión del sonido característico del vómito, frotamiento de distintas
partes del cuerpo, cubrirse la boca con la mano y cambio de postura.
En la Fase B1, que también constó
de tres sesiones de aproximadamente una hora cada una, se introdujo el
tratamiento (técnica de desensibilización sistemática y contingencia cero).
Durante esta fase, se presentaron al participante láminas impresas en papel
bond con imágenes de patrones cóncavos de agujeros u hoyos dispuestos en
proximidad, organizadas jerárquicamente con base en la intensidad de la
respuesta fóbica, tal como fue indicada por el sujeto. Asimismo, se incluyeron
láminas con imágenes de objetos cotidianos sin relación con la fobia, las
cuales se presentaron de forma aleatoria con el fin de observar posibles
efectos diferenciales.
En la Fase S, se observó el
efecto de la técnica de desensibilización sistemática en ausencia del
componente de contingencia cero, con el propósito de evaluar la contribución
específica de este último procedimiento.
Posteriormente, se repitió la
Fase B2, reintroduciendo el tratamiento completo (desensibilización sistemática
y contingencia cero) para observar los efectos posteriores a la Fase S y
comparar con las fases anteriores.
Finalmente, en la Fase A2 se
replicó el procedimiento implementado en la línea base (Fase A1), con el
objetivo de observar si las respuestas fóbicas reaparecían tras la retirada de
la intervención.
RESULTADOS
Los resultados se evaluaron mediante el registro de la frecuencia de un
conjunto de respuestas operativamente definidas como conductas fóbicas: giro de
cabeza en dirección opuesta al estímulo, arqueo corporal asociado al reflejo
nauseoso, emisión del sonido característico del vómito, frotamiento corporal
repetitivo, taponamiento de la boca con la mano y modificación abrupta de la
postura.
El análisis se realizó a través de inspección visual, conforme a los
criterios establecidos para diseños experimentales N=1 (Nock
et al., 2008), los cuales consideran tres dimensiones clave: cambio de nivel,
tendencia y latencia. El cambio de nivel se refiere a las variaciones abruptas
en la frecuencia de la conducta dependiente entre condiciones experimentales.
La tendencia implica fluctuaciones sistemáticas (ascendentes o descendentes) a
lo largo del tiempo dentro de cada fase. La latencia alude al número de
sesiones transcurridas entre la introducción de la variable independiente y el
inicio del cambio conductual observable.
Respecto al cambio de nivel, se registró una disminución en la frecuencia
de respuestas fóbicas al pasar de la fase A1 a la fase B1, en la cual se
introdujo la técnica de desensibilización sistemática en combinación con la
condición de contingencia cero. No obstante, en la sesión 6 se observó un
incremento atípico. Posteriormente, durante la fase de sondeo (fase S), en la
que únicamente se mantuvo la desensibilización sistemática, la frecuencia de
las respuestas continuó su tendencia descendente. En la fase A2,
correspondiente a la retirada de la variable independiente, se registró un leve
aumento en las sesiones 8 y 9, seguido de una disminución en las
Figura 1
Frecuencia de respuestas de fobia

sesiones 10 y 11. Finalmente, en
la fase B2 se evidenció nuevamente una reducción sostenida en la frecuencia de
las respuestas.
En relación con la tendencia, los
datos mostraron una trayectoria general decreciente desde la implementación
inicial de la intervención (fase B1), con algunas oscilaciones ascendentes
puntuales durante las fases B1 y A2, las cuales son consistentes con la
variabilidad intra-sujeto común en este tipo de
diseños.
Respecto a la latencia, los
efectos de la intervención fueron observables de manera inmediata tras la
introducción de la variable independiente. Por ejemplo, en la sesión 4, coincidente
con el inicio de la fase B1, se registró una reducción significativa en la
frecuencia de las conductas fóbicas, patrón que se replicó tras el inicio de
las fases S y B2. Las dimensiones analizadas previamente pueden observarse en
la Figura 1.
En conjunto, el patrón de
resultados obtenido a partir del análisis de estas tres dimensiones sugiere un
efecto positivo de las intervenciones aplicadas (desensibilización sistemática
y contingencia cero) sobre la disminución de las respuestas fóbicas del
participante.
DISCUSIÓN
El objetivo del presente estudio
fue evaluar el efecto de la desensibilización sistemática y el procedimiento de
contingencia cero sobre las respuestas fóbicas ante figuras con patrones de
agujeros en un individuo con tripofobia. Los resultados obtenidos sugieren que
la intervención fue efectiva, al encontrarse una disminución sistemática en la
frecuencia de las respuestas operativamente definidas como fóbicas a lo largo
de las distintas fases del diseño.
En la fase de línea base inicial
(A1), se registró un promedio de 37 respuestas fóbicas por sesión, mientras que
en la segunda línea base (A2), posterior a la intervención, dicho promedio
disminuyó a 4, lo que representa un decremento significativo aun en ausencia de
la variable independiente. Asimismo, al comparar las fases de intervención B1 y
B2 —ambas con presencia de estímulos aversivos— se observó una reducción en la
frecuencia de respuestas, pasando de 24 a 18.5, lo cual sugiere un
fortalecimiento del efecto terapéutico a lo largo del tratamiento.
Durante la fase de sondeo (fase
S), en la cual se aplicó únicamente la técnica de desensibilización
sistemática, el número de respuestas disminuyó a 10, en contraste con las 30
respuestas observadas al final de la fase B1. Este cambio podría atribuirse a
un proceso de habituación al estímulo condicional. El incremento transitorio
entre las sesiones 7 y 8 podría estar relacionado con la interacción entre
ambas técnicas de intervención, lo que refuerza la hipótesis de que los cambios
observados en la conducta fueron efecto de la manipulación experimental.
Estos hallazgos resultan
relevantes al demostrar que técnicas basadas en principios del condicionamiento
clásico pueden ser eficaces en la modificación de conductas fóbicas
específicas, como la tripofobia. Los resultados son consistentes con
investigaciones previas que han reportado la efectividad de la
desensibilización sistemática en el tratamiento de fobias específicas (Cantón,
1974; Capafóns et al., 1997; Da Silva, 2019; Freeman
& Kendrick, 1960; Lang & Lazovick, 1963;
Lazarus, 1961, 1963; Obregón, 2021; Orejudo & Froxán,
1996; Rachman, 1959; Torrico, 2018; Wolpe, 1962). No
obstante, es necesario continuar explorando empíricamente el uso del
procedimiento de contingencia cero en contextos clínicos con humanos, dado que
su eficacia ha sido mayormente documentada en estudios con modelos animales
(Buck, 2018; Cole & Wilkins, 2017).
Estos resultados sugieren que no
es imprescindible desarrollar protocolos diferenciados para el abordaje de
fobias específicas como la tripofobia, dado que el elemento diferencial reside
únicamente en las propiedades del estímulo elicitador,
siendo el proceso subyacente plenamente compatible con el modelo del
condicionamiento clásico.
Entre las limitaciones del
presente estudio se encuentra el hecho de que la frecuencia de las respuestas
fóbicas estuvo compuesta por conductas de distinta morfología. Por ello, se
recomienda la implementación de un diseño de línea base múltiple para evaluar
con mayor precisión la disminución de cada una de las respuestas fóbicas. No
obstante, en este estudio, todas las conductas asociadas a la presentación de
las imágenes con patrones de agujeros disminuyeron de manera sistemática.
Asimismo, será necesario incluir una sesión de seguimiento para identificar si
los cambios en la frecuencia de respuesta se mantienen a lo largo del tiempo.
REFERENCIAS
Albor,
Y. C., Benjet, C., Méndez, E., & Medina-Mora, E.
(2017). Persistence of specific phobia from adolescence to
early adulthood: Longitudinal follow-up of the Mexican adolescent mental health
survey. Journal of Clinical Psychiatry, 78(3), 340–346. https://doi.org/10.4088/JCP15m10569
American Psychiatric Association. (2014). Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales (5.ª ed.). Editorial
Médica Panamericana.
Amin, I. (2016). Understanding trypophobia: The fear of holes. Malaysian
Journal of Psychiatry, 33(1). https://www.mjpsychiatry.org/index.php/mjp/article/view/415/304
Ayzenberg, V., Hickey, M. R., & Lourenco, S. F. (2018). Pupillometry
reveals the physiological underpinnings of the aversion of holes. PeerJ. https://doi.org/10.7717/peerj.4185
Buck, J. C., Weinstein, S. B., & Young, H. S. (2018). Ecological and
evolutionary consequences of parasite avoidance. Trends in Ecology &
Evolution, 33(8), 619–631. https://doi.org/10.1016/j.tree.2018.05.001
Can, W., Zhuoran, Z., & Zheng, J. (2017).
Is trypophobia a phobia? Psychological Reports, 0(0), 1–14. https://doi.org/10.1177/0033294116687298
Cantón, A. (1974). El uso de la desensibilización sistemática en el
tratamiento de la fobia a los viajes en avión. Revista Latinoamericana de
Psicología, 6(2), 151–156. https://www.redalyc.org/pdf/805/80560201.pdf
Capafóns, J. I. (2001).
Tratamientos psicológicos eficaces para las fobias específicas. Psicothema, 13(3), 447–452. https://reunido.uniovi.es/index.php/PST/article/view/7898/7762
Capafóns, J. I., Sosa,
C. D., & Avero, P. (1997). La desensibilización
sistemática en el tratamiento de la fobia a viajar en transporte aéreo. Psicothema, 9(1), 17–25. https://reunido.uniovi.es/index.php/PST/article/view/7383
Chance, P. (2001). Aprendizaje y conducta (3.ª ed.). Manual
Moderno.
Cole, G. G., & Wilkins, A. J. (2013). Fear of holes. Psychological
Science, 24(10), 1980–1985. https://doi.org/10.1177/0956797613484937
Da Silva, M. P. (2019). Desensibilización sistemática para la fobia a los
perros en una mujer adulta [Tesis de especialidad, Universidad Federico
Villarreal]. https://repositorio.unfv.edu.pe/handle/20.500.13084/4617
Freeman, H. L., & Kendrick, D. C. (1960). A case of cat phobia:
Treatment by a method derived from experimental psychology. British Medical
Journal, 2(5197), 497–502. https://doi.org/10.1136/bmj.2.5197.497
Grossmann, I., Ellsworth, P. C., & Hong, Y.-Y. (2012). Culture,
attention, and emotion. Journal of Experimental Psychology: General, 141(1),
31–36. https://doi.org/10.1037/a0023817
Lang, P. J., & Lazovik, A. D. (1963). Experimental
desensitization of a phobia. The Journal of Abnormal and Social Psychology,
66(6), 519–525. https://doi.org/10.1037/h0039828
Lazarus, A. A. (1961). Group therapy of phobic disorders by systematic
desensitization. The Journal of Abnormal and Social Psychology, 63(3), 504–510.
https://doi.org/10.1037/h0043315
Lazarus, A. A. (1963). The treatment of chronic frigidity by systematic
desensitization. Journal of Nervous and Mental Disease, 136(3), 272–278. https://doi.org/10.1097/00005053-196303000-00009
Nicola, J. J. (2018). Desensibilización sistemática como
técnica psicoterapéutica y la ansiedad [Tesis de licenciatura, Universidad
Técnica de Babaahoyo].
Nock, M. K., Janis, I. B., & Wedig, M. M. (2008). Research designs.
En A. M. Nezu & C. M. Nezu (Eds.), Evidence-based outcome research: A
practical guide to conducting randomized controlled trials for psychosocial
interventions (pp. 201–218). Oxford University
Press.
Obregón, G. M. (2021). Desensibilización sistemática para la fobia a los
ascensores. Avances en Psicología, 29(2), 253–266. https://doi.org/10.33539/avpsicol.2021.v29n2.2412
Pavlov, I. P. (1927). Los reflejos
condicionados. Internacional Thompson.
Pérez-Acosta, A., & Pérez, A. (1998). Conducta de evitación:
Adquisición y extinción. Suma Psicológica, 5(1), 207–231.
Pérez-Acosta, A. (2005). Fundamentos de las terapias de exposición contra
las fobias: Una propuesta teórica integradora de la conducta de evitación. Terapia Psicológica, 23(1), 25–35.
Rachman, S. (1959). The treatment of anxiety and phobic reactions by
systematic desensitization psychotherapy. The Journal of Abnormal and Social
Psychology, 58(2), 259–263. https://doi.org/10.1037/h0040150
Sierra Olmo, A. (2021). Tripofobia: ¿Fobia real o malestar visual? [Trabajo
fin de máster, Universidad de Oviedo].
https://digibuo.uniovi.es/dspace/bitstream/handle/10651/60261/TFM_AngelaSierraOlmo.pdf
Sosa, C. D., & Capafóns, J. I. (2014). Fobia
específica. En V. Caballo, I. Salazar & J. A. Carrobles
(Dirs.), Manual de psicopatología y trastornos
psicológicos (2.ª ed., pp. 161–180). Pirámide.
Torrico, I. (2018). Desensibilización sistemática, realidad virtual y fobia
social [Tesis de licenciatura, Universidad Mayor de San Andrés].
Turner, R. M. (1998). La desensibilización sistemática. En V. Caballo
(Comp.), Manual de técnicas de terapia y modificación de conducta (4.ª ed., pp.
183–215). Siglo XXI.
Vallejo-Slocker, L., & Vallejo, M. A. (2016).
Sobre la desensibilización sistemática: ¿Una técnica superada o renombrada?
Acción Psicológica, 13(2), 157–168. https://dx.doi.org/10.5944/ap.13.2.16539
Vlok-Barnard, M., & Stein, D. J.
(2017). Trypophobia: An investigation of clinical features. Revista
Brasileira de Psiquiatria, 39, 337–341. https://doi.org/10.1590/1516-4446-2016-2079
Watson, J., & Rayner, R. (1920). Conditioned
emotional reactions. Journal of Experimental Psychology, 3(1), 163–174.
https://doi.org/10.1037/h0069608
Wolpe, W. (1962). Isolation of a conditioning procedure as the crucial
psychotherapeutic factor: A case study. The Journal of Nervous and Mental
Disease, 134(4), 316–329. https://doi.org/10.1097/00005053-196204000-00003
Zhu, S., Sasaki, K., Jiang,
Y., Qian, K., & Yamada,
Y. (2020). Trypophobia as an urbanized emotion: Comparative
research in ethnic minority regions of China. PeerJ. https://doi.org/10.7717/peerj.8837
Fecha de recepción:
27 de septiembre de 2024
Fecha de
dictaminación: 11 de febrero de 2025
Fecha de aceptación:
31 de mayo de 2025
Fecha de publicación:
30 de junio de 2025