Pensamiento Crítico.
Revista de Investigación Multidisciplinaria
Año 11, No. 20,
Enero—Junio, 2025, pp. 9 – 19
https://www.doi.org/10.64040/rvp78d70
Adriana
Carolina Sevilla Sánchez, Camilo López Cuautle: El atracón en el profesional de
gastronomía; implicaciones para la salud y bienestar
Adriana Carolina Sevilla Sanchez Camilo López Cuautle: Binge Eating in
the Gastronomy Professional: Implications for Health and Well-being
Adriana Carolina Sevilla Sánchez
Universidad UDF, Santa María
https://orcid.org/0009-0007-1014-4963
mocasevilla07@gmail.com
Camilo López Cuautle
Universidad UDF,
Santa María
https://orcid.org/0009-0000-6118-805X
lopez.c.camilo@gmail.com
Resumen
Este
estudio examinó el trastorno por atracón en profesionales de la gastronomía en
relación con el índice de masa corporal (IMC) y la percepción de salud.
Participaron 32 egresados, de entre 35 y 40 años, provenientes de un colegio
privado de gastronomía en la Ciudad de México. Se emplearon la Escala de
Evaluación del Trastorno por Atracón (BES) y el Cuestionario de Salud de 36
Ítems (SF-36). El promedio del IMC fue de 28.31; el 21.9 % presentó un peso
saludable, el 47 % sobrepeso y el 31.2 % obesidad. Según el BES, el 25 % mostró
atracón severo. Se encontró una correlación negativa significativa entre el BES
y el SF-36 (r = -0.88), lo que indica que niveles más altos de atracón se
asocian con una menor percepción de salud. Asimismo, se observó una correlación
positiva entre el IMC y el atracón (r = 0.53), lo que sugiere que el atracón se
vincula con un IMC más elevado, afectando así la calidad de vida.
Palabras clave: Trastornos de conducta alimentaria, trastorno por
atracón, profesionales de la gastronomía, índice de masa corporal y percepción
de salud
Abstract
This study examined binge eating disorder in culinary professionals in
relation to body mass index (BMI) and perceived health. Thirty-two graduates,
aged between 35 and 40, from a private culinary school in Mexico City
participated. The Binge Eating Scale (BES) and the 36-Item Short Form Health
Survey (SF-36) were used. The average BMI was 28.31; 21.9% had a healthy
weight, 47% were overweight, and 31.2% were classified as obese. According to
the BES, 25% exhibited severe binge eating. A significant negative correlation
was found between the BES and the SF-36 (r = -0.88), indicating that higher
levels of binge eating are associated with lower perceived health.
Additionally, a positive correlation was observed between BMI and binge eating
(r = 0.53), suggesting that binge eating is linked to a higher BMI, which in
turn impacts quality of life.
Keywords: Binge eating disorder, culinary
professionals, body mass index, health perception, quality of life.
INTRODUCCIÓN
La obesidad y el
sobrepeso son uno de los principales retos para la salud pública, debido al
impacto negativo en la calidad de vida de quienes los padecen, al estar
asociados con enfermedades como la diabetes, la hipertensión, problemas óseos y
enferme|dades cardiovasculares. México es uno de los
países con la más alta prevalencia de obesidad en el mundo; esta situación fue
declarada emergencia sanitaria en 2016 por las autoridades de salud del
Gobierno Federal Mexicano, quienes reportaron una prevalencia del 72.5 %
en adultos y del 33.2 % en niños de entre 5 y 11 años con sobrepeso y
obesidad (Instituto Nacional de Salud Pública, 2022). Este problema global ha
impulsado el desarrollo de políticas públicas, la modificación en el etiquetado
de alimentos y bebidas, campañas educativas en ambientes escolares y la
promoción del ejercicio. Sin embargo, en México aún no existe una regulación
adecuada y efectiva para la industria alimentaria, cuyos productos —como los
ofrecidos por las cadenas de comida rápida— se ajustan a las normas y gustos
locales, triplicando la cantidad de grasa y edulcorantes en comparación con
países europeos (Heller, 2018; Ruskin, 2022).
Pero además de los
efectos físicos del sobrepeso y la obesidad, es importante considerar el
impacto psicológico asociado. En este sentido, los trastornos de la conducta
alimentaria (TCA) representan una dimensión adicional del problema, al tratarse
de psicopatologías que implican graves anomalías en las actitudes hacia la
alimentación, originadas en distorsiones psicológicas y en el temor a la
obesidad (Mancilla et al., 2006). El DSM-5 clasifica los TCA en específicos
como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa; y no especificados como el
trastorno por atracón (TPA), los cuales afectan gravemente la calidad de vida y
pueden ser potencialmente fatales.
De acuerdo con el DSM-5,
el TPA se caracteriza por episodios recurrentes de ingesta descontrolada de
grandes cantidades de alimentos, acompañados por una sensación de falta de
control. Los criterios diagnósticos incluyen: (1) ingesta excesiva de alimentos
en un corto período de tiempo; (2) al menos tres de los siguientes síntomas:
comer rápidamente, comer hasta experimentar malestar físico, comer sin tener
hambre, comer en soledad por vergüenza o culpa, y sentir disgusto consigo mismo
después de comer en exceso; (3) malestar significativo asociado al
comportamiento; y (4) ausencia de conductas purgativas recurrentes. La
severidad se clasifica según la frecuencia de los episodios: leve, de 1 a 3
episodios por semana; moderado, de 4 a 7; severo, de 8 a 13; y extremo, con 14
o más episodios (DSM-5-TR, 2022).
Considerando que, en
México, la normalización del sobrepeso y la obesidad se debe en parte a
factores culturales relacionados con la comida —donde tener algunos kilos de
más no se percibe necesariamente como un problema—, cabe destacar que el
sistema alimentario mexicano ha experimentado cambios significativos en los
últimos 30 años. Entre ellos, se encuentra el aumento en la oferta de alimentos
ultraprocesados y bebidas industrializadas, como se
ejemplifica en series como La divina gula (2022), que muestran el cambio
en la percepción de los alimentos y los hábitos alimenticios de los mexicanos.
Actualmente, las familias
cocinan menos y optan con mayor frecuencia por alimentos preparados o servicios
de alimentación fuera del hogar, los cuales carecen de regulación nutricional.
Estos productos suelen ser ricos en azúcares, carbohidratos y productos de
origen animal en cantidades desproporcionadas para cada consumidor, lo que
contribuye al incremento de la obesidad y al deterioro de la salud pública en
el país, según el Instituto Nacional de Salud Pública (2018). Al respecto, la
prevalencia del TPA y sobrepeso a nivel global es del 2.2%; en América es del
4.6% en comparación con Asia 3.5% y Europa 2.2% (Galmiche et al., 2019;
Hilbert, 2019).
Asimismo, se ha
identificado una variante denominada grazing,
que comparte todos los criterios diagnósticos con el atracón, aunque se
diferencia por el patrón temporal, caracterizado por una ingesta continua y no
estructurada de pequeñas cantidades de alimentos a lo largo del día. Tal como
lo señalan Raynor y Epstein (2001), este patrón alimentario, definido por la
falta de horarios fijos y la ausencia de comidas formales, tiende a generar una
mayor ingesta calórica, incremento de peso y dificultades para controlar el
apetito.
Aunque el grazing no está formalmente clasificado en los
manuales diagnósticos como el DSM-5-TR o el CIE-10, se reconoce que puede
afectar de manera significativa el bienestar general. Si bien, no se limita a
episodios específicos, comparte características con el atracón, por lo que su
estudio resulta de particular relevancia, especialmente entre los profesionales
de la gastronomía, quienes, debido a las exigencias físicas y mentales de su
labor, se muestran más vulnerables a desarrollar este tipo de patrones
alimentarios.
Además, el grazing ha sido vinculado con estados emocionales
como el estrés y la ansiedad, particularmente en individuos que enfrentan una
alta carga laboral (López & Franco, 2010), situación común entre los
profesionales de la gastronomía, quienes están expuestos constantemente a la
necesidad de probar alimentos a lo largo del día. Al respecto, el Instituto
Médico Europeo de la Obesidad (IMEO, 2024) señala que en esta profesión existe
una alta prevalencia de sobrepeso y obesidad. A su vez, el Instituto Nacional
de Psiquiatría (2018) menciona que las personas con TPA tienden a presentar
niveles elevados de depresión y ansiedad, lo que afecta directamente el
bienestar general de los individuos.
Con base en los puntos
previos, la presente investigación aborda el problema de la normalización del
atracón en los profesionales de la gastronomía, entendido como un
comportamiento caracterizado por el consumo excesivo de alimentos en cortos
períodos de tiempo, exacerbado por la falta de horarios específicos para comer
y por la tendencia a ingerir alimentos de manera continua durante la jornada
laboral. Con el fin de identificar cómo dichas prácticas afectan negativamente
la salud física y mental de los individuos, repercutiendo directamente en su
calidad de vida. En México, donde las elevadas tasas de sobrepeso y obesidad
constituyen una crisis de salud pública (Instituto Nacional de Salud Pública,
2018; OCDE, 2020), la prevalencia del atracón entre los profesionales
gastronómicos resulta especialmente alarmante, debido a su constante exposición
a alimentos calóricos y a las exigencias propias del entorno laboral.
Con el objetivo de
analizar la presencia del trastorno por atracón entre profesionales de la
gastronomía y su relación con el índice de masa corporal, así como con la
percepción de salud y bienestar, se utilizó una herramienta fundamental para
identificar riesgos de salud asociados con el exceso de peso: el índice de masa
corporal (IMC). Este indicador clasifica a las personas en categorías según su
peso en relación con la altura: bajo peso (menos de 18.5), peso normal (18.5 a
24.9), sobrepeso (25 a 29.9) y obesidad (30 o más).
Para este propósito, se
emplearon los siguientes instrumentos: la Escala de Evaluación del Trastorno
por Atracón (BES), desarrollada por Gormally et al.
en 1982, compuesta por 16 preguntas que evalúan las manifestaciones cognitivas
y conductuales asociadas a los episodios de atracón, cuyos puntajes se
clasifican en rangos que indican ausencia o leve severidad del trastorno; y el
Cuestionario de Salud de 36 Ítems (SF-36), diseñado para evaluar la percepción
de salud y calidad de vida en ocho dimensiones, mediante respuestas en opciones
dicotómicas y escalas tipo Likert. Los resultados obtenidos fueron comparados
con el IMC de cada participante, con el fin de analizar la correlación entre
las variables y su relación con dicho indicador.
Si se considera el estado
físico de las personas con TPA, el trastorno por atracón afecta
significativamente su salud, ya que suele estar asociado con un aumento de peso
y obesidad, lo que incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas
como diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
Físicamente, estas personas también pueden experimentar fatiga y problemas
digestivos, debido a la sobreingesta de alimentos en
cortos períodos de tiempo (Attia, 2022).
En cuanto a la percepción
de salud, las personas con trastorno por atracón suelen tener una visión
negativa de su bienestar físico y mental, dado que los episodios de atracón
generan sentimientos de culpa, vergüenza y frustración. Esta percepción deteriorada
impacta directamente en su calidad de vida, afectando tanto el ámbito social
como el emocional. Además, la constante preocupación por el peso y la forma
corporal, junto con la incapacidad para controlar el comportamiento
alimentario, puede conducir a un deterioro en la autoestima y en las relaciones
personales, reduciendo la satisfacción general con la vida.
De ahí la importancia de la presente investigación, ya
que no existen estudios previos realizados en una población con estas
características. El estudio se justifica por la necesidad de llenar una brecha
en la literatura existente, especialmente en lo que respecta a la falta de
investigaciones específicas sobre trastornos de la conducta alimentaria en
profesionales de la gastronomía, así como por la ausencia de contenidos de
psico-nutrición en los programas educativos de formación gastronómica.
MÉTODO
El presente estudio
empleó un diseño de investigación transversal y correlacional, con el propósito
de determinar la prevalencia del trastorno por atracón entre profesionales de
la gastronomía y explorar su relación con la salud física y mental. Este enfoque
permitió evaluar de manera puntual las características y los patrones del
atracón en esta población específica, proporcionando una visión clara del
fenómeno en un momento determinado.
PARTICIPANTES
La muestra del
estudio estuvo compuesta por 32 profesionales egresados de la carrera de
gastronomía de un colegio privado en la Ciudad de México. Los participantes,
seleccionados mediante un muestreo intencional, incluyeron chefs, cocineros,
pasteleros, sommeliers y bartenders,
con edades comprendidas entre los 35 y 40 años (8 mujeres y 24 hombres).
Dado el enfoque
transversal y correlacional del estudio, se consideró que esta muestra
específica era adecuada para explorar la prevalencia del trastorno por atracón
y su relación con la salud física y mental en esta población. Aunque el tamaño
de la muestra es limitado, su selección se justifica por la especificidad del
grupo y su relevancia dentro del contexto investigado.
Se siguieron
rigurosamente las consideraciones éticas, obteniendo el consentimiento
informado de todos los participantes y garantizando la confidencialidad de sus
datos. La recolección de información se facilitó gracias a un contacto previo
con la carrera de gastronomía en el mismo colegio en el año 2009, lo cual
permitió acceder con mayor facilidad a esta generación de egresados.
INSTRUMENTOS
Para medir el trastorno
por atracón, se utilizó la Escala de Evaluación del Trastorno por Atracón
(BES), desarrollada por Gormally et al. en 1982. Este
instrumento psicométrico, compuesto por 16 ítems, evalúa las manifestaciones
cognitivas y conductuales asociadas a los episodios de atracón. Los puntajes se
clasifican en tres rangos: ausencia o leve severidad (0–17), severidad moderada
(18–26) y severidad grave (27–46). El instrumento fue validado en México por
Valdez-Aguilar et al. (2022), mediante un análisis factorial confirmatorio
realizado en la Universidad Nacional Autónoma de México. Se obtuvieron
coeficientes de confiabilidad Alfa de Cronbach superiores a .80, lo cual indica
una adecuada consistencia interna. Asimismo, se compararon los resultados con
estudios previos en otras poblaciones para verificar su equivalencia
psicométrica.
Además, se utilizó el
Cuestionario de Salud de 36 Ítems (SF-36) para evaluar la percepción de salud y
calidad de vida en ocho dimensiones: Funcionamiento físico, Rol físico, Dolor
corporal, Salud general, Vitalidad, Función social, Rol emocional y Salud mental.
Diseñado para adultos mayores de 14 años (Ware & Sherbourne, 1992), el SF-36 incluye 36 elementos con
opciones de respuesta dicotómicas y escalas tipo Likert. El instrumento fue
adaptado y validado en México por Zúñiga et al. (1999), mediante análisis
factoriales confirmatorios, obteniéndose coeficientes de confiabilidad Alfa de
Cronbach superiores a .80. En esta versión, se ajustó el formato de respuesta a
una escala tipo Likert de cinco puntos y se incorporaron nueve reactivos
adicionales.
PROCEDIMIENTO
Los datos se recolectaron
entre mayo y junio de 2024. Los participantes fueron contactados a través de
correos electrónicos y redes sociales, invitándolos a completar los
cuestionarios de manera anónima mediante una plataforma en línea. Antes de
proceder, se les presentó un consentimiento informado detallado, el cual fue
aceptado por todos los participantes, asegurando así el cumplimiento de las
normas éticas y la confidencialidad de los datos.
Una vez otorgado el
consentimiento, los participantes accedieron a la plataforma en la que
completaron los cuestionarios de forma independiente, en un entorno virtual que
les garantizaba privacidad. La aplicación del cuestionario tomó aproximadamente
25 minutos por participante, lo que aseguró su factibilidad tanto en contextos
clínicos como de investigación.
Tras la recopilación, los
datos fueron almacenados de manera segura, garantizando que solo el equipo de
investigación tuviera acceso a la información para su posterior análisis. Para
el análisis de los datos, se emplearon estadísticas descriptivas y correlacionales
mediante el programa estadístico PSPP. Se calcularon estadísticas descriptivas
para caracterizar a la muestra y describir la prevalencia de los episodios de
atracón, así como el estado de salud física y mental de los participantes.
Posteriormente, se realizaron análisis de correlación para explorar la relación
entre la frecuencia de atracón y las dimensiones de salud física y mental.
El uso de PSPP permitió
manejar eficientemente los datos y realizar análisis complejos, garantizando la
precisión y coherencia en la interpretación de los resultados, en alineación
con los objetivos del estudio.
RESULTADOS
Clasificación
del Índice de Masa Corporal IMC) en la Muestra
En la muestra de
profesionales de la gastronomía (n = 32), se encontró la siguiente distribución
del Índice de Masa Corporal (IMC) (Tabla 1).
|
Tabla
1. |
||
|
Clasificación |
# Personas |
% |
|
Normo peso |
10 |
31,3% |
|
Sobre peso |
13 |
40,6% |
|
Obesidad tipo 1 |
6 |
18,8% |
|
Obesidad tipo 2 |
3 |
9,4% |
|
Nota. La
tabla muestra el número de participantes y el porcentaje obtenido de IMC de
la muestra. |
||
Estos datos indican que la
mayoría de los participantes con el 68.8%, se encuentran por encima del peso
normal, con un 40.6% en la categoría de sobrepeso y un 28.2% clasificados como
obesos (tipos 1 y 2).
Clasificación del Binge Eating Scale
(BESS)
En la muestra de
profesionales de la gastronomía (n = 32), se encontró la siguiente distribución
en la severidad de los episodios de atracón según el Binge
Eating Scale (BESS) (Tabla
2).
|
Tabla 2. |
||
|
Niveles |
#
Personas |
% |
|
Ausencia o leve
severidad |
18 |
56.3% |
|
Moderada severidad |
6 |
18.8% |
|
Severidad grave |
8 |
25.0% |
|
Nota. La tabla
muestra el número de participantes en comparación con el porcentaje de
prevalencia de niveles de atracón. |
||
El 56.3% (n = 18) de la
muestra se encontraba en la categoría de ausencia o leve severidad. Esta
categoría indica que más de la mitad de los participantes presentan niveles
bajos o nulos de comportamientos de atracón.
El 18.8% (n = 6) de los
participantes mostraron una severidad moderada de los síntomas de atracón, lo
que sugiere una presencia intermedia de comportamientos que pueden afectar
moderadamente su bienestar.
El 25.0% (n = 8) de la
muestra presentó una severidad grave de atracón. Este grupo experimenta una
alta frecuencia e intensidad de episodios de atracón, con un impacto
potencialmente significativo en su salud física y mental.
Correlación entre Atracón
y Salud física
En el contexto de un estudio
con una muestra de profesionales de la gastronomía, se
realizaron correlaciones
de Spearman para evaluar las relaciones entre el total del BESS (Binge Eating Scale),
el Índice de Masa Corporal (IMC) y las subescalas del cuestionario SF-36 de
salud física (Tabla 3).
|
Tabla
3 |
||
|
Subescalas |
Total BESS |
IMC |
|
Índice de Masa Corporal
(IMC) |
0.533** |
-- |
|
Total
salud física |
-0.884** |
-,381* |
|
Función física |
-0.600** |
-,421* |
|
Rol físico |
-0.717** |
-,412* |
|
Dolor corporal |
-0.568** |
-,374* |
|
Salud general |
-0.701** |
-,474** |
|
Vitalidad |
-0.743** |
-0.247 |
|
Función social |
-0.673** |
-0.178 |
|
Rol emocional |
-0.759** |
-0.246 |
|
Salud mental |
-0.775** |
-0.212 |
|
** p=<0.01; * p= < 0.05 |
||
|
Nota. La tabla
muestra las correlaciones de Spearman para evaluar las relaciones entre el
total del BESS (Binge Eating
Scale), el Índice de Masa Corporal (IMC) y las
subescalas del cuestionario SF-36 de salud física. |
||
Relación entre BESS y IMC
Existe una
correlación positiva significativa (r=0.533, p=0.01) entre el total del BESS y
el IMC, lo que sugiere que a medida que aumenta la severidad de los episodios
de atracón, también tiende a aumentar el IMC.
Relación entre BESS y Subescalas
del SF-36
Se encontraron
correlaciones negativas significativas entre el total del BESS y todas las
subescalas del SF-36. Esto indica que mayores niveles de atracón se asocian
consistentemente con una peor calidad de vida en todas las dimensiones de salud
física y mental evaluadas. Las correlaciones más fuertes se observaron con:
Total salud física (r=−0.884, p=0.01): Los individuos con mayores niveles
de atracón reportan significativamente peor salud física general.
Salud mental (r=−0.775,
p=0.01): La severidad de los episodios de atracón está fuertemente asociada con
peor salud mental.
Rol emocional (r=−0.759,
p=0.01): Los profesionales de la gastronomía con mayor atracón experimentan
mayores limitaciones en sus roles emocionales.
Vitalidad (r=−0.743,
p=0.01): El atracón severo se asocia con niveles más bajos de vitalidad y
energía.
Relación entre IMC y Subescalas del
SF-36
Se encontraron
correlaciones negativas significativas entre el IMC y varias subescalas del
SF-36, sugiriendo que un mayor IMC está asociado con una peor calidad de vida
física en varias dimensiones. Las correlaciones más relevantes se observaron
con:
Función física (r=−0.421,
p=0.05): Un mayor IMC está asociado con una peor función física.
Rol físico (r=−0.412,
p=0.05): Los individuos con mayor IMC reportan mayores limitaciones en sus
roles físicos.
Salud general (r=−0.474,
p=0.01): Un IMC más alto está relacionado con una peor percepción de la salud
general.
DISCUSIÓN
Los hallazgos de este
estudio proporcionan una visión integral sobre la prevalencia y el impacto del
Trastorno por Atracón (TPA) en profesionales de la gastronomía, una población
particularmente vulnerable debido a su entorno laboral. Se identificó una alta
prevalencia de sobrepeso (40.6 %) y obesidad (28.2 %), cifras
consistentes con las estadísticas nacionales de obesidad en México (Instituto
Nacional de Salud Pública, 2022). Además, el 25 % de la muestra presentó
síntomas graves de TPA, lo que sugiere que una cuarta parte de estos
profesionales experimenta dificultades significativas en el control de su
ingesta alimentaria.
El estudio evidencia una
relación directa entre la frecuencia de episodios de atracón y un mayor Índice
de Masa Corporal (IMC), en línea con investigaciones previas que vinculan el
TPA con el sobrepeso y la obesidad (Attia, 2022;
Hilbert, 2019). Asimismo, se observó que el TPA no solo afecta el peso
corporal, sino que también impacta negativamente la percepción de la salud
física y mental. A través del cuestionario SF-36, se encontró que quienes
presentaban mayor frecuencia de atracones reportaron un menor bienestar en
dimensiones como vitalidad, rol emocional y salud general. Estos resultados
coinciden con estudios que han asociado el TPA con altos niveles de ansiedad,
depresión y deterioro en las relaciones sociales (Instituto Nacional de
Psiquiatría, 2018).
Para comprender con mayor
profundidad estos patrones de desregulación alimentaria y su impacto en el
bienestar, es útil considerar también los hallazgos desde una perspectiva
neurobiológica. Aunque este estudio no los haya evaluado directamente, investigaciones
previas han identificado alteraciones en los circuitos cerebrales de
recompensa, particularmente en el sistema dopaminérgico.
Los individuos con TPA
presentan una respuesta hipersensible en el estriado ventral ante estímulos
alimentarios palatables, lo que refuerza el deseo de
consumo excesivo (Volkow et al., 2013). Además, se ha
documentado una menor actividad en el córtex prefrontal —región implicada en el
control inhibitorio—, lo que se traduce en dificultades para suprimir impulsos
alimentarios (Goldstein & Volkow, 2011). Estos
hallazgos sugieren que el TPA comparte mecanismos similares con los trastornos
adictivos (Gearhardt et al., 2011), reforzando la
necesidad de intervenciones terapéuticas que aborden tanto el componente
emocional como el neuroconductual del trastorno.
En este sentido, la
impulsividad y la baja autorregulación podrían estar mediadas por una
hiperactividad del sistema de recompensa y una disfunción en la toma de
decisiones, como lo plantean diversos modelos neurocientíficos (Bechara, 2005).
Este enfoque respalda la utilidad de estrategias como la terapia
cognitivo-conductual (TCC), la cual ha demostrado eficacia en la reducción de
los atracones y en la mejora del control alimentario (Fairburn,
2008). Asimismo, entrenamientos centrados en la toma de decisiones y la
regulación emocional se han propuesto como herramientas prometedoras para
mitigar los efectos del TPA (Jansen et al., 2020). Si bien los factores
neurobiológicos ofrecen un marco explicativo relevante, no deben analizarse de
forma aislada.
En el caso de los
profesionales de la gastronomía, el entorno laboral representa un componente
crucial que puede agravar o perpetuar las dificultades alimentarias. Los
horarios irregulares, la exposición constante a alimentos calóricos y la
necesidad de probar platillos favorecen patrones de alimentación desregulados,
incluyendo el pastoreo. Aunque este comportamiento no está formalmente
reconocido como un trastorno, su impacto en el aumento de peso y en la
percepción de salud es significativo, y debe ser investigado con mayor
profundidad (López & Franco, 2010).
Estos resultados resaltan
la necesidad de intervenciones multidimensionales para abordar el TPA en
profesionales de la gastronomía. Un enfoque integral que considere factores
neurobiológicos, conductuales y ambientales podría ser clave para la implementación
de estrategias de prevención y tratamiento. La educación alimentaria, el manejo
del estrés y la regulación emocional en este sector podrían representar avances
significativos en la reducción de la prevalencia del TPA y en la mejora del
bienestar general de estos profesionales.
CONCLUSIONES
Este estudio
ha evidenciado que el trastorno por atracón (TPA) es un problema relevante
entre los profesionales de la gastronomía, con un impacto significativo en su
calidad de vida. La relación entre el TPA y el índice de masa corporal (IMC)
resalta la importancia de abordar los comportamientos alimenticios desordenados
desde una perspectiva integral, que contemple tanto la salud física como la
salud mental.
Los
resultados muestran que más de la mitad de los participantes presentan
sobrepeso u obesidad, y que una cuarta parte de ellos experimenta síntomas
graves de atracón. Además, la asociación entre el TPA y las subescalas del
SF-36 destaca la necesidad de intervenciones que consideren no solo el control
del peso, sino también la mejora del bienestar emocional y social de los
afectados.
Dado que
el entorno laboral de los profesionales de la gastronomía parece facilitar la
aparición de comportamientos alimentarios desordenados, como el TPA y el
pastoreo, resulta crucial implementar políticas de salud ocupacional
específicas para este grupo. Las intervenciones deben centrarse en la promoción
de hábitos alimenticios saludables dentro del contexto laboral, junto con
atención psicológica especializada para aquellos que ya presentan síntomas
severos.
Aunque
este estudio no abordó directamente los mecanismos neurobiológicos implicados,
la literatura existente sugiere que el TPA podría estar asociado con
alteraciones en los sistemas cerebrales de recompensa y control inhibitorio.
Esta perspectiva puede enriquecer la comprensión del fenómeno y orientar
futuras investigaciones hacia enfoques terapéuticos que integren tanto aspectos
conductuales como neurocognitivos.
Finalmente,
se recomienda la inclusión de contenidos de psiconutrición
en los programas educativos de gastronomía, con el fin de sensibilizar a los
futuros profesionales sobre la importancia de mantener un equilibrio entre la
práctica culinaria y su salud física y mental.
Futuros
estudios deberán ampliar este análisis a otras regiones del país, así como
explorar con mayor profundidad el fenómeno del pastoreo y su impacto en la
salud a largo plazo.
REFERENCIAS
American Psychiatric Association. (2022). Diagnostic
and statistical manual of mental disorders. American Psychiatric
Publishing.
Attia, E. (2022). Trastorno
por atracón. MSD
Manual. https://www.msdmanuals.com/es-mx/hogar/trastornos-de-la-salud-mental/trastornos-de-la-conducta-alimentaria/trastorno-por-atrac%C3%B3n
Bechara, A. (2005). Toma
de decisiones, control de impulsos y pérdida de fuerza de voluntad.
Cerebral Cortex.
Fairburn,
C. G. (2008). Terapia cognitivo-conductual y trastornos alimentarios. Guilford Press.
Galmiche, M., Déchelotte,
P., Lambert, G., & Tavolacci, M.-P. (2019). Prevalencia de los
trastornos alimentarios en el siglo XXI: Una revisión sistemática. American Journal of Clinical Nutrition, 109 (5),
1402-1413. https://doi.org/10.1093/ajcn/nqy342
Gearhardt, A. N., Corbin, W. R., & Brownell, K. D.
(2011). Food addiction: An examination of the diagnostic criteria for
dependence. Journal of Addiction Medicine, 3(1), 1-7. doi: 10.1097/ADM.0b013e318193c993.
Goldstein, R. & Volkow, N. (2011). Dysfunction of
the prefrontal cortex in addiction: Neuroimaging findings and clinical
implications. Nature reviews Neuroscience, 12(11), 652-69.
10.1038/nrn3119
Gormally, J., Black, S., Daston, S., & Rardin, D.
(1982). La evaluación de la gravedad de los atracones entre
personas obesas. Addictive Behaviors, , 7, 47-55. https:// doi:10.1016/0306-4603(82)90024-7
Heller, C. (2018). Rotten [Documental]. Zero
Point Zero Production, Netflix. https://www.netflix.com
Instituto Médico Europeo
de la Obesidad [IMEO]. (2024). Factores de riesgo en la profesión de
restauración. https://www.imeoobesity.com
Instituto Nacional de
Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz. (2018). Informe sobre desórdenes
alimentarios en México. https://www.inprf.gob.mx
Instituto Nacional de
Salud Pública. (2018). La obesidad en México: Estado de la política pública
y recomendaciones para su prevención y control. https://www.insp.mx/resources/images/stories/2019/Docs/190213_LaObesidadenMexico.pdf
Instituto Nacional de
Salud Pública. (2020). México y las políticas públicas ante la obesidad.
Gobierno de México. https://www.insp.mx/avisos/5091-dia-mundial-obesidad-politicas.html
Jansen, A., Houben, K., Roefs,
A., & Nederkoorn, C. (2020). Cognitive
training for food-related self-control: A critical review. Appetite.
López, F., & Franco, M. (2010). Grazing and stress
in culinary professionals. Journal of Workplace Health,
19 (1) 239–250.
Mancilla, J., Álvarez,
G., López, L., Mercado, E., & Manriquez y Román,
M. (1998). Trastornos alimentarios y factores asociados en universitarias
mexicanas. Revista Psicología y Ciencia Social, 2, 34-43.https://www.cua.uam.mx/news/miscelanea/la-adiccion-a-la-comida-una-enfermedadmental-que-se-agudiza-en-mexico
Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos [OCDE]. (2020). Combatir la epidemia
de obesidad en México. México Policy Brief.
Patiño, J. (2022). La
divina gula [Serie documental]. Netflix. https://www.netflix.com
Raynor, H. A., & Epstein, L. H. (2001). Variedad
dietética, regulación energética y obesidad. Psychological
Bulletin, 29(1), 32-44.
Ruskin, S. (2022). Intoxicación:
La cruda verdad sobre nuestra comida [Documental]. Netflix. https://www.netflix.com
Valdez-Aguilar,
M., Pérez, C., González, J., & Martínez, A. (2022). Validación de la Escala
de Atracón (BES) en Ciudad de México mediante análisis factorial confirmatorio.
Revista Mexicana de Psicología, 14(3), 68-77
Volkow, N. D., Wang, G. J., Tomasi, D.,
& Baler, R. D. (2013). Obesity
and addiction: Neurobiological
overlaps. Obesity Reviews.
Ware, J. E., & Sherbourne,
C. D. (1992). Encuesta de salud breve MOS de 36 ítems (SF-36): I. Marco
conceptual y selección de ítems. Medical Care. 473–483.
https://doi.org/10.1097/00005650-199206000-00002
Zúñiga,
M. A., Carrillo-Jiménez, G. T., Fos, P. J., Gandek, B., & Medina-Moreno, M. R. (1999). Evaluación
del estado de salud con la Encuesta SF-36: Resultados preliminares en México.
Salud Pública de México. 110–118.
https://doi.org/10.1590/S0036-36341999000200005
Fecha
de recepción: 25 de octubre de 2024
Fecha
de dictaminación: 19 de marzo de 2025
Fecha
de aceptación: 9 de abril de 2025
Fecha
de publicación: 30 de junio de 2025